Iñaki de MujikaLa crisis se traduce también en la recepción de felicitaciones. La crisis o la vagancia. Se ha perdido la buena costumbre de enviar crismas escritos de puño y letra que otorgan valor a quien los redacta y emoción a quien los recibe. Este año pensé que era bueno realizar un ejercicio de control al respecto, guardando todos los que llegaban tanto a casa como al trabajo. La estadística resulta apabullante. A día de hoy, como la antigua observancia recomendaba, escritas a boli, dispongo de cinco postales navideñas que corresponden a un jugador de fútbol, a un secretario técnico, a un entrenador de balonmano, a unos amigos de Irún, a una señora de Donostia y a una fiel seguidora de Arrasate.
Los demás envíos están con letra impresa. Por ejemplo, los que remiten las instituciones que aún disponen de presupuesto para hacer frente a esta tradición. La FIFA ha diseñado un tríptico lleno de fotos en el que se lee, antes de la firma de Blatter, "2010. Let’s celebrate with the World". Dan por hecho que dominas la lengua de Shakespeare. Se suman los que un día encargaron a la imprenta unos diez mil ejemplares, sin especificar el año, y les alcanza para veinticinco temporadas. Luego están los oficiales que han elegido un par de angelitos cantando, la felicitación en cuatro o cinco idiomas. Se acompañan de unas cuantas tarjetas de visita correspondientes a los primeros puestos del escalafón de la entidad de turno.
Como es previsible, muchas sociedades deportivas, clubes… desean un próspero 2010, y a veces te adjuntan una de esas participaciones de lotería que venden para hacer frente al terror de los presupuestos. Finalmente cierran el ciclo las que proceden de los sitios más inverosímiles: Amigos del Francés, Hermandad del Santo Entierro, Cofradía de la Virgen de los Desamparados, Casa de Polvorones de Écija, etc. Sumadas todas, supero los cien sobres.
De unos años a esta parte, lo que manda es el móvil. Los mensajitos. Unos de trámite que se han devanado los sesos: "Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo". Así frío y en seco, antes de darle al reenviar a toda la lista de sus contactos. Otro sector se curra un pino que se mueve y hace cositas, pero en cuanto corresponda a otra compañía telefónica, el árbol se desvirtúa y lo que recibes es una suma de cosas raras. Los últimos son los ingeniosos, aquellos que buscan algo diferente para que sus buenos deseos salgan de lo estereotipado. El más llamativo de este año, y espero que pase la censura, dice así: "Ponte la mano izquierda en el huevo derecho y la mano derecha en el huevo izquierdo. Eso es un abrazo de cojones. Feliz Navidad!!!. Me lo mandó un futbolista profesional. La contestación, si quiere, que la cuente él. Yo no me atrevo.
En medio de estos festejos y antes de cabalgatas y roscones, la LFP (que por cierto no me ha enviado tarjetón) nos regalaba un viajecito a Vila-Real de los Infantes, con un partido dominical en el que se trataba de saber si los realistas mantenían las mismas constantes vitales ofrecidas antes del parón, o la turronada causaba estragos. Sin Rivas, ni Carlos Bueno. Con Markel y Agirretxe. Partido táctico, atascado, en el que el equipo no fue capaz de defender, con uno más sobre el césped, el buen gol de Zurutuza. El periodo vacacional frenó la frescura y el conjunto de Lasarte deberá volver a los cuadernos de caligrafía, donde se escribe de puño y letra.
