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Un partido en Saint Denis

Vicente del Bosque terminó sonriendo al finalizar el amistoso que la selección española disputó en Saint Denis frente a la anfitriona Francia. Su equipo, cuarenta y dos años dspués, ganó 0-2 mostrándose superior a la formación gala, incapaz de defender y atacar con recursos suficientes como para oponerse con poder. El seleccionador Raymond Domenech acumula trabajo por delante. En junio le espera el Mundial de Sudáfrica y allí deberá mostrar mejor imagen y más talla si quiere aspirar a estar entre los mejores.


París acogió un partido con aroma de campeonato. Así lo entendían los miles de aficionados que se congregaron en las gradas del coqueto estadio. Seguí el encuentro a través de la TF1, con narración y comentaristas en francés. Ese ejercicio permite comprobar las diferentes formas con las que los periodistas de una u otra parte afrontan y entienden su trabajo. La tricolor recibió críticas suficientes como para colegir que su equipo no les gusta.

Sin embargo, no se escondieron a la hora de reconocer la calidad del oponente. No regatearon elogios al conjunto campeón de Europa. Lo mismo sucedió entre los asistentes al partido. Sonoras pitadas a Thierry Henry cuando le cambiaron, protestas notables al técnico por el pobre juego del equipo y con gritos repetidos de « Domenech démission ».

Quedan cien días para el inicio del Mundial. Francia no ve claro su futuro. Henry, el capitán del equipo, parece dominado por el peso de los años, Ribéry no termina de encontrar su sitio en el equipo: ¿defensa?, ¿extremos?, ¿Banda derecha?, ¿banda izquierda?. Lloris, desde la defensa de la portería, no ve un equipo cuajado, sino indolente.

Justo lo contrario en España. Del Bosque maneja el grupo sin sobresaltos. El paso del equipo es tranquilo, de paso corto y seguro, pero no quiere ni una sola euforia. Hace bien. Así se entiende que nada más terminar el encuentro, expresase sin vacilación: "Debemos mejorar nuestro juego", aún sabiendo que lo expresado sobre el césped francés fue suficiente para ganar sin despeinarse.

Un choque amistoso entre dos equipos propicia conclusiones que muchas veces pueden confundir, pero el que gana refuerza su condición y el que pierde convive con las dudas. Es una deducción simple de un partido en Saint Denis.

 

Iñaki de Mujika