Cuando voy al cine es para reírme. Me gustan las comedias o aquellas películas "frikis" que pasan a la historia por el surrealismo que conllevan. Una de esas, sin duda, corresponde a los Hermanos Marx, en concreto "Una noche en la ópera", donde se van sucediendo disparates hasta desembocar en el famoso camarote. La escena comienza con Groucho solo, pero paulatinamente salen polizones de los baúles, fontaneros, camareros, señoritas con bandejas de manicura, abigarrándose unos con otros, a grito pelado y escuchándose: "Pasen, pasen, que al fondo hay sitio". Se monta tal follón que alguien desde fuera, sorprendido por el estruendo, decide abrir la puerta y salen todos disparados.
Ayer el Stadium Gal tuvo bastante de camarote. Probablemente, no acudieron polizones, manicuras, ni fontaneros, pero aparecieron por arte de birlibirloque centenares de personas atraídas por dos camisetas, dos escudos, dos colores, dos sentimientos y miles de emociones. El coliseo unionista se quedó pequeño y su tesorería con pena, porque un recinto con el doble de capacidad también se hubiera llenado. Por eso, el fútbol es grande y diferente a cualquier otro deporte. Irún estaba ayer a puntito de desbordarse. La Vuelta al Bidasoa, un Sagardo Eguna, una Feria de Abril, una Feria de Vehículos Clásicos en Ficoba, el mercadillo de los sábados, más la Ruta de los Pintxos, que recorrí con amigos a la hora del aperitif.
Nos fuimos a comer al Mertxe, un restaurante que no defrauda y no muy lejano al escenario del partido. Lleno hasta la bandera. Todos con el mismo plan: Jamada y al fútbol. Seguidores de los dos equipos y ambiente por todo lo alto. A las cuatro recojo los bártulos. Acreditaciones, instalación de la mesa de transmisión y a imbuirte del ambiente. Saltan los equipos. Calientan. La Real, de rojo y los unionistas en su tradición. Todo a reventar, como el camarote, pero a lo bestia. Pita Pino y ya no aguantan ni las teorías, ni los supuestos, ni las opiniones. Ahora, deciden los jugadores.
La Real, con Xabi Prieto al mando, salió más enchufada ante un rival que optó por juntar líneas y proteger de la mejor manera posible la portería del seguro Jauregi. Los de Iñaki Alonso se encontraron con dificultades para sorprender a Zubikarai, entre otras cosas, porque la zaga realista, su concepto defensivo, sigue siendo un cheque al portador, consistente por el centro y sin fisuras en los laterales. Sin embargo, fuera de casa le cuesta ganar y hacer goles. Ayer tuvo oportunidades, pero pudo perder en la mejor jugada de los unionistas que marró Salcedo y en la mano del meta realista como respuesta a la falta de Rubén Durán. Al final, tablas sin goles.
Las gradas de Gal dieron un ejemplo de convivencia y fidelidad a sus colores. Los dos técnicos en rueda de prensa elogiaron la experiencia y el ambiente. Nosotros, también y además saludamos a Pino Zamorano que pasó de puntillas por el derby sin dejar rastro de protagonismo. Posiblemente el punto satisfaga más en el vestuario local, aunque le hacia falta la victoria. Lo mismo que a los visitantes que sienten cierto halo en el cogote. ¡En seis semanas, la resolución!.