No creo que Iker Casillas lea este blog, pero como si lo hiciera. Hace unos días cuando el meta firmó un partido excelente y se encontró de frente con su novia y el micrófono para el que trabaja, creí que era el momento ideal para darse un "piquito" y mandar al cuerno a quienes hicieron de su relación de amor un lamentable suceso. No pasó nada. Conté la decepción sentida por la frialdad y la pose que ambos mantuvieron ante las cámaras.
Pero la victoria en la final ante Holanda desató los miedos y las templanzas. El portero volvió al estrado, se repitió el escenario y esta vez, sí. Iker Casillas, emocionado por todo lo que estaba viviendo, por recuerdos, por las dificultades, por las incomprensiones, por la tensión…dejó a su novia sin la respuesta que esperaba. Le agarró y se besaron con pasión. Las imágenes del momento recorren el mundo y pasan a la posteridad. Les faltaron al respeto y encontraron pronto la oportunidad de reivindicarse.
Reconozco que el portero me cae bien. Le conozco desde que inició su andadura en el Madrid. Siendo casi un crío jugó por primera vez en Anoeta. Paró hasta lo imparable, mostrando una madurez impropia de su edad. Desde entonces le sigo y le admiro. Recuerdo muchas veces la final de Champions (2001-2002) en la que Vicente del Bosque le dejó en el banquillo, eligiendo a César como cancerbero titular. El chaval de 21 años se llevó un disgusto enorme. Pero el destino es caprichoso. César Sánchez se lesionó e Iker debió saltar al terreno de juego. Pintaban bastos ante un Bayer Leverkusen que puso cerca de su portería. Casillas se multiplicó hasta ocupar los titulares del día siguiente en el que los medios le calificaban como héroe. Al acabar el encuentro con final feliz, lloró sin freno. Ayer, muchos años más tarde y sin rencor, Casillas organizó el manteo del técnico.
Desde entonces se ha multiplicado haciendo grande un historial difícil de igualar, porque tiene Ligas, Champions, Eurocopa y Mundial. Todo, sin cumplir todavía treinta años. En el camino de su vida hay también espacio para proyectos solidarios. Estuvo en Madina, una de las zonas mas pobres de Sierra Leona, visitando a los niños para ayudar en el desarrollo y educación a través de una escuela primaria de la que puso la primera piedra.
Ha tutelado además unos comedores escolares en Guinea Bissau, subastas benéficas contra la violencia infantil, planes para evitar abusos y ofrecer apoyo emocional a niños en Kenia, y el Plan de Porteros Solidarios para reducir la pobreza en que viven niños del mundo. Es su compromiso más solidario.
Le acaban de elegir el mejor portero del Mundial 2010. No es para menos. Como no lo son tampoco sus sentimientos. En cuanto el árbitro pitó el final, rompió a llorar una vez más. Se emocionó sin límite. Lo mismo que cuando recogió la copa de oro de manos de Blatter. Después de las celebraciones, llegará el momento de reflexionar, de mirarse hacia dentro y de sentirse orgulloso de lo que es. Como muchos de sus compañeros. Ese es parte de la clave del éxito.