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Entre el corazón y la razón

Otra vez la polémica y el debate sobre las entradas alevosas, las lesiones, las expulsiones y la sanciones. Siempre hemos sabido que hay patadas de Primera, de Segunda y de Tercera. Esta vez como el cazado ha sido Messi, la repercusión mediática ha sido extraordinaria y el entradón de Ujfalusi al tobillo derecho del argentino ha dado la vuelta al mundo.


Hace años, en un caso de análoga naturaleza, se montó un San Fermín que concluyó con una modificación reglamentaria: "Cuando un futbolista lesiona de forma voluntaria a otro, no podrá jugar durante el tempo en que el primero esté de baja". Hecha la ley, hecha la trampa, ¿Quién  es el guapo que decide sobre la intencionalidad o accidentalidad del suceso?.

Caben todas las interpretaciones. El checo se pudo medir. Seguro. Las imágenes no engañan y enseñan a un individuo que va como un tranvía desbocado. Descarrila y se lleva un andén por delante. A resultas, Leo Messi sale en camilla, va al hospital y le detectan un esguince de ligamento externo e interno de su tobillo. Un par de semanas en el dique seco y podrá volver a ser útil al equipo y al espectáculo. Pero pudo ser infinitamente peor.

Por su parte, Ujfalusi comparece ante los medios, pide perdón. Dice que es un buen chico y que en ningún caso quiso lesionar al bacelonista. No voy a entrar en el grado de sinceridad de sus palabras, porque no es medible. Lo medible corresponde al Comité de Competición, el que decide la sanción. ¿Paños calientes?, ¿Interpretaciones interesadas? ¿Decisión sui géneris?. Cuando algo ejemplarizante esperas, desesperas… ¿Prima la razón o prima el corazón?

Iñaki de Mujika