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Un mito de apellido Djokovic

Serbia, como tal, es un país en construcción y crecimiento, aunque tenga las sólidas bases de la extinta Yugoslavia. Su cultura deportiva es vasta. Desde el inicio de su formación, los jóvenes deportistas se adiestran en el manejo de la técnica y las exigencias de la competición. Se hicieron fuertes en deportes colectivos como el baloncesto, el balonmano, el fútbol o el waterpolo. Las ligas de todo el mundo cuentan con ingentes cantidades de jugadores procedentes de ese territorio que exporta igualmente numerosos técnicos.


Quizás por influencia política, quizás porque se han hecho apuestas colectivas, no han sido tan brillantes en los deportes individuales. Aún menos en el tenis. Sin embargo, de repente aparece una figura, fabricada desde los cuatro años cuando comenzó a jugar en su ciudad natal.  Al cumplir doce se traslada a Alemania y entra en la academia Niki Pilic en Munich para convertirse en un jugador de talla mundial. Si no tuviera la mala suerte de coincidir con Nadal y Federer, Novak Djokovic sería el número uno del ranking, con mucho margen de mejora.

El jugador serbio se echa todo a sus espaldas y conduce a la Gran Serbia a la final de la Davis. En propio feudo reciben a Francia, un equipo acostumbrado a las grandes gestas. Le acompañan Viktor Troicki, Nenad Zimonjic y Janko Tipsarevic, tres desconocidos para el gran público. Saben que tras ellos está un país. Las primeras autoridades ocupan las filas más prestigiosas del estadio y el público ruge en cada pelotazo..

La jornada del domingo se inició con ventaja gala, ya que Llodra y Arnaud Clément se impusieron sobre Zimonjic y Troicki, tras durísimos cinco sets en el partido de dobles. Los franceses se las prometían felices. Faltaba sólo un triunfo. Los dos número uno Djokovic y Gael Monfils midieron sus fuerzas primero. El serbio liquidó en tres mangas a su oponente.

Ya con empate a dos, Viktor Troicki  (28º en el raqnking ATP) llevaba en su raqueta la esperanza de un pueblo necesitado de éxitos. No falló y pasaportó en poco tiempo a Michael LLodrá (23º) que no pudo hacer posible el sueño de Francia. Con 23 años, Djokovic se convierte en mito y pasa a la historia de Serbia como el tenista que hizo posible la victoria. Sin la presión cercana y habitual de Nadal o Federer, no desaprovechó la oportunidad de convertirse en héroe nacional. 

 

 

 

 

Iñaki de Mujika