Osasuna tiene gratis las vacaciones del próximo verano. Se las paga el Barça. Los catalanes disponen ya de un colchón de siete puntos de ventaja sobre un Madrid que dobló la rodilla en el Reyno de Navarra con todo merecimiento. Por lo general, el papel lo aguanta todo, pero las evidencias no permiten especulaciones. Los de Mourinho han obtenido cuatro de los últimos nueve puntos disputados, precisamente cuando el calendario parecía más propicio. Hace quince días empataron en Almería y le echaron la culpa a Pérez Lasa. Una semana más tarde le ganaron al Mallorca por la mínima pidiendo la hora. Ayer sucumbieron, entre otras cosas, porque la gripe de Xabi Alonso y su ausencia buena parte del encuentro determinan que ese equipo sin el tolosarra juega muy poco en colectivo.
Justo lo contrario que Osasuna. Los navarros constituyen grupo y se comportan como tal sobre el terreno de juego. El contrario les siente, porque tratan de ahogar a los rivales desde que el árbitro pita el inicio. Son generosos en el esfuerzo físico, en la actitud, en el arrojo y en la entrega. Juegan su fútbol y aprovechan cualquier oportunidad que se les brinde. Son ellos por encima del valor rutilante de estrellas mediáticas que en la plantilla rojilla no existen. Uno para todos. Todos para uno.
Paralelamente, se juega otro partido. Un sector de los aficionados rojillos hace tiempo que no está con su entrenador. Camacho escucha canciones a coro cuya letra suena a despedida. Quieren que se va ya. ¡Camacho, vete con ellos. Vete con ellos, Camacho! se escuchó anoche en la fría Iruña. Probablemente, al final del ejercicio, el técnico murciano decida marcharse por entender que su ciclo ha terminado. Probablemente, también, deje al equipo en Primera con los deberes hechos. Sea lo uno o lo otro, Osasuna tendrá su sello, el sello de un conjunto comprometido con un proyecto, con una forma de sentir y jugar al fútbol.
Osasuna enseñó anoche dos caminos. Uno, el de la victoria. Otro, a la Real Sociedad, próximo visitante del Bernabeu. Los realistas deben tratar de ser competitivos ante los rivales grandes del campeonato. Por ahora, todo lo que han jugado frente a los equipos mejores de la liga lo han perdido. Desde la tranquilidad de los 28 puntos, será hermoso creer. Lo mismo que hizo anoche en el Calderón el equipo de Caparrós. Los rojiblancos hace tiempo que tienen aprendida esa lección.