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El acuerdo imposible

La AFE, sindicato de futbolistas, y la LFP, patronal de los clubes, llevan semanas negociando. Tratan de ponerse de acuerdo en un nuevo convenio colectivo por el que se rija, una vez aprobado, la relación entre las partes. Obviamente, ambos colectivos luchan por lo suyo reivindicando posturas que hagan posible la "entente cordiale".


Los jugadores pretenden que la Liga les garantice el cien por cien del cobro de su salario, porque de un tiempo a esta parte, los impagados aumentan, los "eres" están a la orden del día y la Ley Concursal es algo así como el clavo ardiendo al que se agarran los clubes para tratar de salir del atolladero. Los jugadores no quieren más pagarés que, cuando llega su vencimiento, es imposible cobrarlos. Por tanto, los representantes de los futbolistas consideran que esa es una solicitud a la que no pueden renunciar.

Quienes defienden los intereses de los clubes creen que eso es imposible, porque la Liga no es parte de los contratos que se firman entre las entidades y los futbolistas. El precedente de los últimos años habla de veintitrés millones de euros de avales con los que se ha hecho frente a los impagados, ya que existía un fondo de garantía salarial, pero las actuales circunstancias económicas han disparado el número de afectados.

La Liga quiere más dinero. Por eso estuvo a punto de parar el campeonato. No desea que se televisen partidos en abierto. Aspiran a cobrar dinero de las apuestas de Internet y deben adoptar medidas estructurales nuevas con las que afrontar el futuro.

Posturas por tanto encontradas y amenaza velada de plante antes de comienzo del campeonato. Los futbolistas lo han dicho por activa y por pasiva. No quedan muchas semanas para que el balón vuelva a rodar. La distancia es grande. Se exige imaginación y busca de fórmulas que dejen satisfechas a todas las partes. También es exigible el control económico de los clubes, porque a este punto se ha llegado por el despilfarro y la mala gestión de las entidades que se gastan lo que no tienen. La conversión de los clubes en sociedades anónimas deportivas sirvió de rescate a una situación dramática. Pasados los años, la situación está mucho peor y la deuda en euros alcanza cifras descomunales. Por estas y otras cosas, el acuerdo parece imposible.

 

 

Iñaki de Mujika