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La liga, sin radio en los estadios

La liga 2011-2012 se estrena este fin de semana, al superar la huelga de futbolistas que se negaban a iniciar el campeonato si antes no se resolvían los problemas que les afectan, sobre todo impagos. Después de horas y horas de reuniones llegaron a un acuerdo. Sin embargo, la LFP dispone de otro conflicto, ahora con las emisoras de radio que se niegan a pagar un canon por transmisión de partidos. Es por ello que, por primera vez, en diecinueve años no podré entrar a un campo de fútbol a narrar el partido de la Real Sociedad. A la emisora en la que trabajo le piden dieciocho mil euros anuales. Un imposible.

Los dirigentes de los clubes se escudan en que han vendido sus derechos a las plataformas auidovisuales y que son estas quienes ahora exigen reorganizar el sector y cobrar por transmitir. Coartada estupenda para no pelear por lo que ha sido santo y seña del fútbol durante décadas, sobre todo aquellas en las que no existía televisión. ¿Quien no recuerda aquellas tardes de domingo en las que con transistor y quiniela en ristre la gente se pegaba al receptor para saber si se hacía millonario?.

El fútbol y las emisoras de radio hemos ido de la mano, porque hemos llegado a todas partes. Ahora con una tecnología exquisita y antes como se podía. Pero todo, absolutamente todo, en favor del oyente al que ahora se ignora y ningunea. Los dirigentes han perdido la cabeza y la sensibilidad. El afán recaudatorio les ciega. De muy diferente manera, por cierto, que a los invidentes. Ellos no ven, sólo oyen. Y gracias a su dial favorito pueden seguir la vida del equipo que aman.

El más cercano a nosotros es la Real Sociedad. Siento decepción por la mirada hacia otra parte que han hecho en este caso. Tanto ellos como el resto de clubes. De nada nos sirve que nos digan que están con nosotros, que si fuera por ellos no pasaría nada, si la situación real en la que vivimos es la que nos impide hacer nuestro trabajo, vivir con pasión la vida del equipo.

Mientras tanto, el equipo debuta en El Molinón, el campo de los recuerdos. Entrenador nuevo, sistema nuevo, dudas tradicionales e incógnitas. Demasiadas cosas en el zurrón como para sentirme ilusionado. Por todo lo que me pasa y por el hartazgo que llevo encima, sólo me apetece mandar todo a la mierda.

 

Iñaki de Mujika