elbeaterio.es

Carta abierta a José Luis Astiazarán

Presidente de la LFP: Espero que a la lectura de la presente te encuentres bien de salud. Yo bien, a Dios gracias, aunque estaría estupendo si no fuera por el amargo convivir que llevo con mi trabajo. Por vuestra culpa. Permíteme que te tutee. Hemos compartido en el tiempo muchos momentos por el club que nos unía. Hemos intercambiado opinión, sin distancias ni formulismos. Hablarte de usted suena a frío e impersonal.


Soy el mismo que has conocido siempre. Con más años, trabajando en el mismo sitio y tratando de ser feliz en el ejercicio de mi actividad. Esta semana, al recibir Pep Guardiola la más alta condecoración de la Generalitat, expresó lo que sentía: "Mi único mérito es amar mi profesión". Fantástico. Me encantaría sentarme alguna vez a tomar un café con él, para saber si le dejan amar.

Porque vosotros, tú y todos los presidentes que os sentáis en la mesa de las decisiones (salvo alguna honrosa excepción) nos estáis haciendo daño a muchas personas que amamos la radio. Esa radio de la que os habéis servido cada vez que os ha hecho falta. Hemos colaborado siempre hasta donde hemos podido. Somos nosotros, gente de a pie. Vivimos en la magia que supone hablar a un micrófono sin ver a nadie delante, intuyendo que están ahí, sintiéndoles.

Estas semanas en las que lo estoy pasando mal (para qué engañarte) he tratado de recordar cómo ha sido nuestra relación profesional. Viene a mi memoria la tarde en la que surgió el positivo por lidocaína de Oceano. Aquel día recibí la llamada de José María García. Quería que entrase en su programa de medianoche. Necesitaba información. Me dejasteis tirado. Traté de hablar con el presidente, con el médico y contigo que eras consejero. Te pedí que me ayudaras, que me dijeras algo. Rotunda negativa. Toshack, que mantenía estupendas relaciones con él, salió al quite y salvó la papeleta. Fue la única ayuda. Al día siguiente en La Movida, el programa que es parte importante de mi vida, os soplé a todos la mayor leche que he dado jamás ante de un micrófono.

Recuerdo también el día que nos citamos en "La Goleta". Tomamos un café mientras me participabas la decisión de presentarte a las elecciones presidenciales de la Real. No te guardaba rencor por lo antedicho. Traté en el tiempo de tu mandato de ayudaros a todos cuando tratabais de conseguir un club más grande y mejor. Había en aquel grupo dirigente personas que merecían mucho la pena. Pese a las muchas cosas positivas, no os reconocieron jamás nada y salisteis por la puerta de atrás a empellones y con la frustración como compañía. La misma que llevo ahora en mi mochila.

Fue en tu mandato realista cuando se intentó desde la institución que ahora presides cobrar a las emisoras de radio por la transmisión de partidos y los carruseles. Afortunadamente, aquello quedó en agua de borrajas. Entre otras cosas porque la prestación de servicios, las cabinas de radio y los pupitres en los que se sentaba la prensa eran una porquería. A algunos campos había que llevar trapo de polvos para quitar la mierda de mesas y asientos. En aquel tiempo, tenías claro que a las emisoras locales, a esas que vamos como soga tras el caldero, nos ibais a dejar en paz. Te lo recuerdo, porque de memoria ando estupendamente.

Hace mucho tiempo que no nos vemos, ni hablamos. Jamás olvidaré el último día. Fue en donde ahora resides. Quedamos en la Puerta de Alcalá antes del partido de copa que el Real Unión iba a jugar en el Bernabeu contra el Real Madrid aquella noche luego inenarrable y emocionante. Hablamos de muchas cosas. Me contaste proyectos de América y China, nuevos mercados a los que vender la competición, televisiones dispuestas a ofrecer fútbol de aquí. Estábamos entonces en Segunda y sufriendo. Te dije que la competición era un escándalo y que pusieras coto a tanto desafuero. Que no había más que amaños de partidos, compras y ventas, y que los clubes eran los principales culpables del desmadre que crecía año tras año. Todos dándose abrazos mientras se clavaban dagas por la espalda. Como ahora.

Supongo que sabes que por vuestras órdenes ayer no entré en Anoeta a transmitir el partido para la gente que nos sigue en Onda Vasca. Me lo impide una circular impropia y leguleya que lleva el trágala por bandera y que la Real sigue a pies juntillas. Afirmáis, sin poneros rojos, que no se niega la entrada a nadie. ¡Cuánta cara!. Eso sí, se nos obliga a rubricar un papel en el que nos comprometemos a no transmitir el partido ni a informar. Perdón por el ejemplo, pero es lo mismo que si a la entrada de un puticlub te obligan a firmar un documento en el que reconoces que sólo vas a rezar.

Os lo estáis cargando todo: el fútbol local, la radio local, el sentimiento. Ayer sentí vergüenza del club que más quieres. En la puerta, con un notario levantando acta para comprobar que no se permitía el acceso. Espectáculo lamentable y bochornoso. A estas alturas de la vida, tirados en la calle, impidiendo que los oyentes reciban en sus transistores aquello que merecen. No sabéis lo que estáis haciendo. Mira, Asti, a mí no me queda mucho en esta profesión. Peleo por mí y peleo por la gente joven, por chavales que trabajan cada quince días con un micrófono inalámbrico. Por esa colaboración perciben unos euros. Han dejado de hacerlo. Les quitáis la ilusión y el poco dinero que ganan. En eso, tampoco pensáis. No les queda ni siquiera recurso al pataleo.

Os gobiernan desde fuera. Os marcan paso personas y entidades que no son del fútbol, pero que estiran la cuerda esperando que se rompa. Y se va a romper. Están creando una marea que puede arrastrarte. Tiene toda la pinta de que buscan tu cabeza. No tengo claro si detrás de la huelga de futbolistas, del canon a las emisoras, de las reuniones separatistas de los clubes que presides, no se esconde gente que  maneja hilos clandestinos. Y como no te deseo ningún mal te aviso.

Me encantaría que fueses tú quien liderase la vuelta de las cosas a su ser. Que fueras capaz de acabar con semejante dislate. Diles a tus amigos, a quienes mandan, deciden y nos están haciendo la vida imposible que las emisoras de radio sólo tratamos de hacer felices a los oyentes con las noticias de su equipo. Diles también que no tenemos un euro, ni lo vamos a tener. No quiero que me llames para convencerme con argumentos en los que no creo, ni para darme explicaciones que no comparto. Otros más cercanos ya lo han intentado sin éxito.

Quiero que sepas, para despedirme, que seguiremos como el Cid, condenado por el rey Alfonso V al que servía por convicción. Camino del destierro, a su paso por Burgos, escuchaba de la gente: ¡Dios, qué buen vasallo si tuviese buen señor!.

NOTA FINAL: Sólo me queda pedir perdón a los futbolistas de la Real a los que por todo lo que está pasando no hago caso ni trato como merece su esfuerzo. El mismo que los oyentes y lectores por su fidelidad. Gracias a todos por la cantidad de mensajes de apoyo recibidos tras el escrito de hace un par de semanas.

 

 

 

Iñaki de Mujika