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El libro de Montanier

Philippe Montanier llegó a la Real Sociedad el pasado verano con un libro, una carpeta de apuntes y multitud de videos. Además una gramática española, un diccionario y muchas ilusiones. Se embarcaba en un proyecto nuevo, en una competición mucho más exigente que la francesa en la que militó como futbolista y técnico. Palmeros y cantores se apresuraron a decir que en el banquillo guipuzcoano se sentaba un modernista revolucionario que nos iba a encandilar.

Pasadas las semanas y los primeros meses de competición, hemos cubierto un tercio del campeonato. El equipo ocupa el último puesto de la clasificación, no transmite apenas nada y parece atolondrado. Incapaz de encontrar respuesta ante las dificultades, baja la cabeza, pierde el poco punch que le queda y termina por claudicar a veces de manera ignominiosa.

Los jugadores hablan bien de su entrenador, los dirigentes públicamente le respaldan sin dudar, los aficionados no se creen lo que ven y un sector se manifiesta sin freno pidiendo cabezas. La prensa, como siempre en la mitad, trata de situarse en medio de un paisaje que no es capaz de descifrar con acierto, porque el técnico da muestras de inseguridad, cambiando sin parar sistemas y futbolistas que los interpreten.

Se le ha pedido por activa y por pasiva que no pierda las señas de identidad. Sentados en la grada futbolistas con pálpito como Aranburu, Llorente o Ansotegi, el equipo da pocas sensaciones de fortaleza. Ante el Espanyol, por lesiones y sanciones, Montanier va a tener que cambiar obligatoriamente y recurrir a jugadores que hasta ahora no han dispuesto de minutos. Incluso, es posible, que renuncie a sus teorías para vivir en la practicidad del 4-2-3-1, que es el diseño que más gusta al equipo y con el que, posiblemente, más seguro se siente.

Partido el de este domingo lleno de incertidumbres. Una victoria servirá para tranquilizar y extraer lecturas. Una derrota hará mayor el cauce de las preocupaciones y pondrá en alerta a todos. Son tres puntos, pero con retranca. A lo mejor, en el libro no aparece la lección que necesitamos recitar de memoria para sacar nota.

 

 

Iñaki de Mujika