Iñaki de MujikaLa Real Sociedad y Xabi Prieto han decidido renovar el contrato que les vinculaba prolongando el acuerdo hasta junio de 2017. Es decir, que el futbolista apuesta definitivamente por no moverse del club en el que ha militado la mayor parte de su carrera deportiva. Sigue los pasos del capitán Mikel Aranburu que comenzó y concluirá su trayectoria defendiendo la misma camiseta. Heredará el brazalete y será el referente en el vestuario.
Los dos pertenecen al santo y seña de la Real. No hace mucho, en una de esas conversaciones que mantienes con los dirigentes, sin micrófonos, y con grados creíbles de sinceridad, el presidente Aperribay me reconocía que la renovación del exterior donostiarra era una prioridad. Tenía miedo de no poder competir con otras ofertas que pudieran llegar al despacho de su representante. Les ha ganado por la mano. Eran días en los que la situación económica del club convivía con lo dantesco. Comprometidos con un ERE, los realistas debían hacer frente a la deuda sin perder de vista el futuro y la búsqueda de recursos con los que poder consolidar un equipo hecho con gente de casa.
Su última renovación (2008) la firmó con el presidente Badiola. El contrato, para los tiempos que corrían, contenía unas condiciones en las que el futbolista estaba muy bien pagado y la cláusula de rescisión del mismo se fijó en 50 millones de euros. Todas las partes salieron satisfechas porque el acuerdo alcanzado era lo que buscaban. Tres años después, año y medio antes de que concluya, se escenifica la misma historia. Con otro presidente, con otra visión y con otros compromisos.
Xabi Prieto estará cerca de cumplir treinta y cuatro años en el momento del vencimiento. Para entonces, la Real deberá estar consolidada y conviviendo con la realidad de lo que hoy son proyectos. En el camino deben producirse la remodelación de Anoeta, la apuesta por un nuevo contrato de televisión, el aumento de la masa social y la puesta en marcha de nuevos retos que consoliden un presupuesto que oscilará entre los cincuenta y sesenta millones de euros. Obviamente, el jugador conoce todos los planes. Se los han explicado y le han convencido, aunque visto el tiempo transcurrido y los "noes" a diversas ofertas foráneas, no hacían falta muchas comidas de tarro.
Ahora se discutirá sobre la idoneidad de un contrato tan largo y de los rendimientos que pueda ofrecer en el tiempo. Sinceramente, a día de hoy, por mal que esté, es un jugador imprescindible en una plantilla que no puede renunciar a sus referentes. La mejor noticia es que la renovación venga acompañada de otras que a lo mejor, y no por dinero, ofrecen más dificultades. ¿Por qué firma Xabi Prieto?. No quería otra cosa.
