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¡Arde París…y Belgrado!

El campeonato de Europa de balonmano está que arde. La igualdad es absoluta. Cualquiera puede derrotar a su adversario. Apenas hay figuras descollantes capaces de decidir, por lo que parece imponerse el juego colectivo, el correoso trabajo de las defensas y las buenas actuaciones de los guardametas. Algunas selecciones han iniciado su renovación, otras han esperado quizás demasiado y se encuentran con lo que no quieren.


La selección francesa llevaba ganando todo en los últimos años. En la actualidad es campeona olímpica, mundial y europea, aunque esta condición va a perderla en pocas horas, porque los pupilos de Claude Onesta quedaron eliminados por una pujante Croacia. El 29-22 final pasaporta a los galos a su país, inmersos en un mar de dudas porque probablemente no se lo esperaban. Desde 2004, los franceses habían accedido a todas las semifinales en disputa ganando la mayor parte de ellas.

Ahora, sin embargo, les han pasado por encima. El meta Omeyer, tantas veces decisivo, no ha brillado en sus actuaciones. Karabatic, considerado en su día el mejor jugador del mundo, dista mucho de ser el que fue. Jerome Fernández, el capitán que los manda, está preocupado por el grave estado de salud de su madre y los Narcisse, Gille, Abalo, Dinart y compañía parecen cansados. Acostumbrados a ganarlo todo se despiden en medio de la algarabía general, aburrida de tanto dominio. ¡Pero tienen orgullo y se levantarán!.

A la vista de los acontecimientos, tendremos nuevo campeón de Europa que es casi decir que del mundo, porque los mejores equipos y jugadores compiten en nuestro continente. Se han visto partidos grandes, duelos increíbles como el decisivo Croacia-Hungría, que hacen impensable adivinar el futuro inmediato. Puede pasar cualquier cosa. Entre ellas que el alavés Iker Romero, el navarro Edu Gurbindo o el guipuzcoano Julen Aginagalde suban a uno de los cajones del podio final. Lo tienen al alcance de la mano.

Para ello deberán superar el complicado escollo de Dinamarca, que pese a pasar con cero puntos a la segunda parte ha contado sus partidos por victorias y entrar en semifinales. La otra parte ofrece un Serbia-Croacia que pondrá en aviso a todas las policias conocidas, porque el partido va a ser una guerra y los árbitros es probable que necsiten armadura. Arde París y Belgrado. 

Iñaki de Mujika