En el deporte, depender de uno mismo es complicado, pero hacerlo de otros, casi misión imposible. Le ha sucedido al Itxako enla Liga de Campeones. Llegó a la última jornada con los ojos puestos en Noruega. Allí el Larvik recibía al húngaro Gyori, líder del grupo. Por su parte, las navarras jugaban en casa frente al Midtmjylland danés. Cumplieron con su papel y ganaron, pero las magiares caían en su viaje a tierras nórdicas y acababan con el sueño de Itxako que aspiraba a entrar en semifinales.
Adiós a Europa en una semana en la que las jugadoras hicieron pública su situación personal. El club les adeuda mensualidades en distinta cuantía y número tanto a jugadoras como a miembros del cuerpo técnico. Los dirigentes aseguran que se trata de un problema de liquidez y que en breve plazo se solucionará. Hasta ahora la trayectoria del Itxako era un camino de vino y rosas, atrayente y exitoso. Todo al mismo tiempo.
Quizás estemos ante un cambio, o cuando menos de adaptación a nuevos parámetros. Se sabe que Ambros Martín, el entrenador de los éxitos, cree que su ciclo en Estella está agotado y a la conclusión de la temporada pondrá punto y final a su andadura en el banquillo. Incluso, es público el nombre de su sustituto. José Ignacio Prades, actual técnico del Elda, cogerá el testigo.
Las cosas, obviamente, no concluyen aquí, porque el Itxako debe defender los dos títulos domésticos. La liga, que salvo catástrofe está en sus manos, yla Copaque dentro de un mes reunirá en Altea a los mejores del campeonato. No contará en estos eventos con Nerea Pena, operada de su rodilla y baja para unos cuantos meses. Estos imponderables, que no son previsibles ni entrenables, también afectan e influyen en el desarrollo de las competiciones. No queda otra que adaptarse a los nuevos tiempos y vivir la realidad si no quieres echar por tierra todo lo que te ha hecho grande. El Itxako, en el balonmano femenino, lo es sin discusión.