La disputa de una final europea pone sobre el césped a dos equipos y en las bandas a los entrenadores. Dos estilos, dos formas de ver el fútbol y dos tendencias en el manejo del grupo. Bielsa y Simeone parecen más líderes que los propios jugadores. Aglutinan en torno a ellos el comportamiento, el juego, los objetivos y los resultados. Cada uno con su éstilo y método.
Mourinho y Guardiola son los técnicos de los dos mejores equipos del campeonato. Sus plantillas están llenas de futbolistas rutilantes que ofrecen espectáculo, pero el valor de los preparadores es enorme. Ocupan buena parte de la cuota mediática y no pasan desapercibidos con sus declaraciones. Cada uno a su manera. Son divos, fuertes de personalidad y hábiles manejadores de grupos complicados en los que conviven las estrellas. Los futbolistas necesitan sentirse importantes y que se lo digan.
Las aficiones adoran a los dueños de cada banquillo, porque creen que la razón del éxito les corresponde. Justo lo contrario de lo que le ha sucedido a Unai Emery en Valencia. Por tercer año consecutivo deja al equipo en tercera posición, el mejor de los siguientes. Cada temporada le han quitado valor a su plantilla por los traspasos necesarios. Villa, Silva, Mata…pero el técnico ha sido capaz de mantener el rendimiento colectivo. Pese a ello su vida en el banquillo de Mestalla convive con la desazón. Le espera ahora el frío Moscú.
Es decir, los focos de atención apuntan a los banquillos en donde se pueden comprobar diferentes modos de hacer y decir las cosas. Pongan, por ejemplo, en una parte a Clemente, Sandoval, Michel y Caparrós y en la otra a Pellegrini, Lotina, J. Ignacio Martínez o Montanier y entenderán que el abanico de posibilidades es enorme. Están en juego los liderazgos y las capacidades de conseguir objetivos con sus respectivos métodos.
Pueden hacer ustedes el ejercicio de comparar entre todos y elegir el que prefieran. Miren, si no, a los finalistas de Champions. Desde que el Chelsea decidió cambiar a Vilas Boas por Di Matteo los ingleses han conseguido cambiar para mejor, eliminar los obstáculos y llegar al partido decisivo de Munich. Allí les espera del Bayern de Jupp Heynckes. El alemán esta ya en ese estado de veteranía con las fuerzas atemperadas y con la fama de los grandes vinos de reserva. Se diseñan estrategias, pero saben de sobra que los resultados finales son los que las hacen buenas o te llevan al fracaso.