El acto protocolario de la despedida de los corredores de Euskaltel Euskadi camino de Lieja, donde este sábado inicia el Tour de Francia su andadura, ha servido primero para poner tranquilidad en el grupo de corredores y luego para garantizar la continuidad del proyecto que era una de las incógnitas que quedaba por resolver.
Hace casi 15 años, la Fundación Euskadi propuso a Euskaltel incorporarse y hacer posible la idea y fue entonces cuando nació una especie de santa alianza. Pasado el tiempo Euskaltel-Euskadi es el proyecto decano del ciclismo mundial. Sería imposible valorar todo lo que ha supuesto esa fusión en torno a una idea deportiva, pero la empresa ha recogido con creces su apuesta publicitaria y la entidad deportiva se ha beneficiado enormemente del soporte económico.
Así las cosas, ambas partes están dispuestas a continuar. De hecho, se disipan las dudas y las nubes. Vuelve Igor González de Galdeano como máximo responsable deportivo. A él le va a corresponde decidir con quiénes afronta el futuro y cuáles son los mercados en los que nutrirse para conseguir una escuadra competitiva que responda a las cada vez mayores exigencias de la UCI. La pregunta que ahora cabe hacerse es dónde se pondrán los límites.
Queda claro también que no existirán segundos patrocinadores. Nadie quiere renunciar a la idea original. Los ciclistas de aquí para un equipo de aquí. La cantera de corredores vascos como nutriente principal de un equipo que sufrirá cambios, tanto en la estructura como en los órganos de gestión.
Por tanto, y a la espera de mayores concreciones, a esta hora se garantiza la continuidad del proyecto, que no es poco en los tiempos que vivimos. Las buenas noticias son también para los ciclistas que viven tiempo entre incertidumbres. Ahora, con la ronda francesa por delante y con las certezas de que existe futuro, sólo les queda esforzarse por conseguir el mejor resultado posible. En el abanico de colores de la “serpiente multicolor”, el naranja continúa siendo un color fiable.