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¡Antoine, vida mía!

Fíjate. Andaba un tiempo esperanzado porque te veía bien, ordenadito y sin sobresaltos. Incluso, me comentan que te has echado novia en plan serio y además guapa y de buena zona geográfica. Al mismo tiempo, parecía que tu aportación al equipo aumentaba considerablemente en relación con el ejercicio anterior y por la suma de estos conceptos llegaba a una conclusión que, a lo visto, debe ser errónea.

Cada vez que salta a la palestra una de vuestras aventuras termino por aburrirme porque siempre es lo mismo. Os pillan como a los malos alumnos cuando copian. ¡Si la armáis que no se entere nadie!. ¿Te das cuenta de la diferencia que existe entre una juerga en Madrid después de perder por goleada, de un suceso como el de París, o las fiestukis de Amsterdam o la más reciente de Biarritz que no han trascendido?. Pues, eso.

Sinceramente, al principio no daba crédito a lo que decían, pero a medida que los medios franceses han añadido matices a la historia, alucino en colores. Van a meteros un puerro de los que no se olvidan. No sé a quién se le ocurrió, ni me interesa, pero hay que saber decir “no”. Tienes que aprender a decir “no” aunque te cueste. Cuando se está al comienzo de una carrera que apunta a excelente, si no la estropeas, lo prioritario es fortalecerse en todos los frentes y luego, cuando cojas buena fama, puedes echarte a rodar.

Te han perdonado varias veces. Esa cara de niño bueno que pones, esos lagrimones que caen por tus mejillas en los momentos de tensión tras romper los platos, corresponden a un chaval de buen corazón. Como futbolista pocos aportan dudas sobre tus capacidades. Entonces, ¿qué pasa?.¿Por qué esas decepciones, esos desencuentros, con las personas que creen y confían en ti?.

Perteneces a un club que te ofreció una oportunidad y supiste aprovecharla. Acabas de renovar un contrato en unas condiciones que te valoran por lo que eres y por lo que puedes llegar a ser. Esa demostración de confianza va unida a la imagen. Mientras estés aquí representas a este club que miles de personas llevan en su corazón. Cuando juegas con la selección de tu país te conviertes en un elegido entre miles de chicos de tu edad que sueñan con experimentar aquello que no parece que aprecias.

La historia del taxi a París es incomprensible. Las derivas de la misma han supuesto la eliminación del campeonato europeo, la dimisión del seleccionador Mombaerts, el cabreo supino de los dirigentes y un clamor mediático solicitando escarmiento. Hasta Guy Roux utilizó el término “Salauds” para referirse a vuestra hazaña. Sabes de sobra lo que significa.

Aparecen cuatro nombres de complicada pronunciación y el tuyo. Y eso nos duele, porque te sentimos como una parte de nuestro quehacer cotidiano, de nuestro equipo, de nuestros colores y queremos que seas ejemplar allí donde nos representes. Lo mismo que tus compañeros. ¿Cómo le explicas estas cosas a uno de esos niños que te adoran?.

Ayer fui a votar y a la entrada del colegio me preguntaron por el partido de anoche y por ti. Sinceramente, no supe responder más allá de “cosas de críos”. Ni me apetece ser más explícito, ni tengo ganas. Ese vestuario al que perteneces lo ha pasado muy mal en tiempo reciente. Compañeros que ya no están contigo se dejaron la piel y tragaron bilis para que el club continuara y fuera hoy la realidad con la que convives. El grupo es legítimo y, aunque de vez en cuando se equivoque, es muy rico en calidad humana porque han aprendido y saben que no existe más que un camino a seguir.

Y como soy viejo y he vivido de casi todo, te puedo asegurar que la plantilla de jugadores a la que perteneces es una comunidad de reverendas franciscanas rezando el rosario si la comparamos con algunas que os precedieron. Sin embargo, eso no autoriza ni justifica los desmadres.

Ahora, te vuelve a tocar dar la cara y tragar saliva. Tus dirigentes deben pedir excusas a la FFF porque uno de sus jugadores les ha dejado con el culo al aire en cuestiones que se relacionan con la buena imagen, respeto, consideración, ejemplaridad. Un día te equivocaste con un entrenador al que le debes mucho y le hiciste un feo. No olvides lo que te dijo y tenlo presente siempre, incluso en los momentos en los que te traicionas a ti mismo.

Me caes bien porque valoro tu frescura (en el buen sentido), tu alegría, tu imaginación. Quería escribir estas líneas para decirte que muchas personas que te estiman, aprecian y quieren se han llevado un disgusto. Que no es bueno que cojas la fama que no te corresponde. No desaproveches la oportunidad de ser feliz tú y todo el enorme entorno que te admira y aplaude tantas veces. Como sucedió anoche cuando te cambiaron.

Entiendo que te guste París. Adoro la ciudad y en cuanto pueda, antes de final de año y con los permisos correspondientes, haré una escapada. Tomaré un piscolabis en un velador del “Cafe de la Paix” (Boulevard des Capucines). Merece la pena y te lo recomiendo para pasar un rato agradable, distinto. Vete con tu pareja y disfruta. No te arrepentirás como ahora.

Sin rencor y sin segunda intención: “Jusqu’à la prochaine”

Iñaki de Mujika