Iñaki de MujikaOtra vez se habla del fútbol idóneo. La eterna discusión entre el fútbol fuerza o físico y el más creativo que propone una forma de juego diferente. Ambos encuentran caminos hacia la victoria y ambos pueden llegar a jugar finales y ganarlas.
Se ha puesto de manifiesto la diferencia en las dos confrontaciones de Champions entre el Celtic y el Barça. Esta semana los escoceses, jugando en su feudo, y con todo el descaro necesario, sin miedos, se atrincheraron atrás y esperaron lo que hiciera falta.
La posesión del balón ofreció números que en algún caso pudieran tildarse de escandalosos. Mediado el primer tiempo, el conjunto catalán andaba por el 87%, en tanto que los de Glasgow se quedaban en el 13%. Vilanova eligió un equipo de poca envergadura, con la sana intención de ganar por abajo.
El Celtic no dispone de otra opción que jugar largo y aprovecharse de la estrategia. De ese modo hizo los goles. El primero en un saque de esquina y el segundo de un pase vertical en jugada de contraataque. Messi consiguió el tanto catalán ya en el descuento. Antes, mil oportunidades y unos cuantos postes evitaron que el meta Forster encajara goles.
Por tanto, el Celtic con una propuesta superdefensiva ganó el partido haciendo felices a sus miles de seguidores en el día que la entidad celebraba el 125 cumpleaños de trayectoria en blanco y verde.
A falta de dos jornadas para que concluya esta primera fase de la Champions pocos equipos se han clasificado para octavos. Hay unos cuantos ilustres que todavía tienen asignaturas pendientes.
Los representantes de la liga, por ejemplo. Mientras el Málaga ya ha hecho las tareas, Valencia, Real Madrid y Barcelona deben apurar y aprovechar las oportunidades.
