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El morado se tiñe de negro, o de nada

El Palencia ha desaparecido porque no tiene dinero ni para pagar las deudas, ni para continuar en la competición. Muerte dulce. Estaba en Segunda “B”, bajó a tercera por impagos y sin que se cumpla el primer trimestre del curso pasa a ser historia después de cuarenta y tres años de existencia. El color morado de la camiseta se tiñe de negro, o de nada.

Atrás quedarán los mejores momentos,  los futbolistas de renombre, muchos de ellos vascos y dos campos de fútbol. La Balastera de toda la vida y la Nueva Balastera que costó un pastón y que ahora será una instalación infrautilizada y costosa.

 

No creo que la noticia sorprenda. Se veía venir desde hace tiempo y pudiera decirse que era la crónica de una muerte anunciada.  El administrador concursal del CF Palencia anunció la liquidación del club por no poder hacer frente a una deuda de 1.7 millones de euros, según establece el informe judicial, y porque no hay ingresos ni siquiera para cubrir los gastos de la temporada en Tercera.

El proceso siguió los pasos habituales. Primero se dictó el auto por el que se acordó el concurso necesario de acreedores al Palencia. Luego, la Administración Concursal elaboró un informe de la situación económica del club. En el mismo no figuraba una sola nota de optimismo y el documento contable que se remite al juez correspondiente es contundente. Visto el panorama, la única decisión posible es la liquidación.

Si entras en la web del club podrás leer una fría y dramática nota que reza: “dada la gravísima situación económica en que se encuentra el Club, es imposible hacer frente a las obligaciones futuras de pago, por lo que procede la liquidación”.

Así, de un plumazo, se pone fin a la historia de un club que ha competido muchas ocasiones en nuestros campos. Vestía de morado. Y como ha sucedido tantas veces, las luchas intestinas, los intereses cruzados, las gestiones mal realizadas crearon un mundo en el que era imposible habitar y convivir. Epílogo que no deberá pasar desapercibido en otras poblaciones cuyos clubes aguantan milagrosamente.

Seguro que el fútbol en aquella ciudad, como ha sucedido en otras, vuelve a empezar y otras personas se animan a una nueva aventura, mucho más complicada porque en tiempos de dificultad los proyectos resultan complejos, pero si existe la ilusión…

 

Iñaki de Mujika