La Champions es una atractiva competición de fútbol en la que conviven equipos de larga tradición y conjuntos con menos historial pero que deportivamente logran colarse entre los mejores. La televisión pone el resto. La tecnología hace posible que puedan realizarse carruseles en conexión con los campos en los que se disputan partidos.
Como el Barça jugaba a las seis, la jornada de las nueve menos cuarto no me sugería, a pesar del Juventud-Chelsea, engancharme a un solo encuentro, por lo que decidí conectarme con el canal multidifusión. Vas de aquí para allá siguiendo las novedades. Uno de esos partidos enfrentaba a los noruegos del Nordsjaelland con el Shakhtar .
Cerca de la media hora conectaron con Dinamarca., El marcador señalava ventaja local de 1-0. El árbitro paró el partido tras un choque fortuito entre futbolistas, cuando el Nordsjaelland poseía la pelota. El juego se reanudó luego con un bote neutral. William quiso devolver el balón a los daneses lanzándolo hacia su portería, pero el delantero Luiz Adriano echó a correr con todos los rivales parados se presentó solo ante el meta Hansen. Le regateó y marcó.
Era impensable el desarrolló de la jugada. Al árbitro no le quedaba otro remedio que conceder el gol. me quedé de una pieza y trataba de entender las reacciones ante la vergonzosa falta de deportividad del delantero brasileño En la grada no había muchos espectadores. No lo entendían y pitaron.
Menos mal que los rivales eran daneses, fríos y educados. Le rodearon, le dijeron de todo, pero la cosa no fue a mayores. En otras latitudes le hubieran soltado una galleta de proporciones considerables y se hubiera montado un zafarrancho de tal magnitud que hubiese dado la vuelta al mundo.
Luego, el partido siguió su camino. Volvieron a marcar los locales que más tarde encajarían tres tantos más, dos de ellos del propio Luiz Adriano que consiguió un “hat trick”. Cuando su entrenador Lucescu le cambió, se retiró en medio de una enorme pitada mientras aplaudía a la grada.
La UEFA no le puede sancionar pero la sociedad y el fútbol, sí. Incluso su propio club cuya imagen queda muy deteriorada. Se suele valorar la deportividad, se conceden premios al “fair play”, pero no hay forma – o eso me parece- de darle a este chico un correctivo que le enseñe modos y maneras de comportarse.