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Las buenas noticias

Las buenas noticias se suceden en el entorno del equipo. Es lo único que interesa a los seguidores de toda la vida que sienten al club como algo suyo y no entienden, ni aceptan, comportamientos como los que se dieron a lo largo de la semana, donde se juntaron venganzas, acusaciones malintencionadas, desasosiegos, incomprensiones, posturas lamentables en las que se trató de pasar por encima de una entidad que, por el actual esfuerzo de todos, no se merece semejante e injusto tratamiento. Por eso, no he perdido ni un minuto de mi tiempo en tratar de encontrar las razones de tal desafuero, ni darles pábulo. Están claras.

¿Qué son entonces buenas noticias?. Sin duda, la respuesta inequívoca de los futbolistas que quieren seguir defendiendo la camiseta que les permite jugar entre los mejores. Renuevan los jóvenes y los que no lo son. Es un espíritu, una convicción, un orgullo. Y con ese capital humano, incalculable, el equipo sigue adelante haciendo oídos sordos. Iñigo Martínez se apresuró a decir antes de firmar el nuevo contrato que se queda por unos cuantos años. Rubén Pardo, lo mismo. Antes, algunos más, y en el futuro, los que reciban oferta de ampliación.

Es decir, que los futbolistas protagonistas de la actual realidad deportiva apuestan por ellos mismos, por la relación que le une y que ha permitido formar un grupo sin fisuras, al frente del cual se encuentra un entrenador, Montanier, al que ellos defienden firmemente frente a la creencia o la increencia de quienes no comparten algunas decisiones del técnico.

En La Romareda hizo su apuesta personal. Las ausencias de unos y el retorno de los que faltaron en partidos precedentes le permitieron elegir la bisagra que para fuera de casa más le fascina. Markel-Illarra completaron ayer un partido extraordinario. Sin levantar la voz ni dar una patada. Mandaron, gobernaron, recuperaron balones, los jugaron con criterio y apuntalaron el juego de la defensa y las maniobras ofensivas. Griezmann y Agirretxe aprovecharon además las oportunidades de conseguir dos espléndidos goles. Los necesitaban.

En medio de ambos tantos, el Zaragoza ya jugaba con diez porque Héctor no midió ni los pasos ni los impulsos. Se pasaron los días precedentes apelando a la entrega, al ardor guerrero para afrontar el partido que consideraban muy importante. El joven lateral izquierdo calentó los tobillos de Vela. Vio dos tarjetas amarillas antes de la media hora y dejó a su equipo cojitranco y sin opciones, porque la Real se dedicó a jugar, a medir los “tempos”, parar y acelerar, destacando en ello el partido también muy completo del capitán Xabi Prieto. Si los realistas hubieran sentido hambre, el marcador a estas horas sería de escándalo.

Estas son las buenas noticias: Futbolistas comprometidos. No sé cuántas jornadas sin perder, no sé cuántos partidos haciendo buen juego y marcando goles. No sé cuántos encuentros ofreciendo sensaciones de solidez e imagen fiable, orientada hacia objetivos impensables no hace muchos meses cuando los problemas eran amazónicos. El sabio aficionado apuesta por esto. Han pasado tan malos momentos que sólo quieren disfrutar de lo que les pertenece. El domingo volverán al estadio con el “amaiketako” para aplaudir a los suyos a rabiar. Se lo merecen.

Supongo que los jugadores celebrarán la victoria con permiso de la autoridad y si el tiempo no lo impide (cosa harto difícil). Es posible que se junten para cenar, disfrazados, y que se escondan debajo de los trajes elegidos. Es posible también que se encuentren con un grupo de señoritas ataviadas a modo de cisnes. Serán las balonmanistas del Bera Bera, jabatas y leonas al mismo tiempo. Ellas son también la buena noticia. Cuando todo parecía imposible, cuando llegas a casa con doce goles de desventaja, cuando te faltan jugadoras y cuentas con otras lesionadas, cuando…entonces aparece el alma y paso a paso, gol a gol, el milagro deja de serlo para convertirse en realidad y demostrar que, pese a la falta de recursos, son capaces de competir como las mejores. Ellas son también un ejemplo.

Zaragoza, La Romareda, no es un campo fácil. Cierto es que trae muy buenos recuerdos, pero en los últimos años ha costado ganar. Los maños se hacen fuertes en su feudo con el apoyo de su afición. Se especulaba con la posibilidad de que las cuestiones colaterales de la semana pudieran afectar a la moral de los realistas y minar su eficacia. Ni por el forro. Por si había alguna duda, la mejor respuesta la ofrecen con un triunfo que consolida las aspiraciones. Se habla de Europa con motivo, porque el paso actual nos conduce a ese objetivo.

Pero convendrá no confundirse. El primer reto es alcanzar los puntos de la salvación. Nos faltan siete. En el horizonte dos partidos, dos rivales, de enjundia: Levante y Athletic. Queda lo más difícil que es convivir con la exigencia de los nuevos retos. La capacidad de afrontarlos será también una buena noticia.

 

 

Iñaki de Mujika