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¡Hablemos alemán!

Dos equipos alemanes disputarán por primera vez una final de Champions. Bayern de Munich y Borussia de Dortmund se jugarán este mes el título continental. Lo previsto después de los partidos de ida en las semifinales, donde ambos se hicieron fuertes ante los otros dos favoritos a los que enchufaron cuatro goles.

No es fácil que buenos equipos encajen tantos goles y que encima aspiren a remontarlos. Los futbolistas saben mejor que nadie lo que eso significa. O crees o no crees. No hay términos medios. Al Madrid le quedaba un hilo de esperanza ya que había sido capaz de marcar un tanto en la ida. Necesitaba tres a favor y mantener su puerta a cero.

 

Se apela entonces al espíritu, al miedo escénico, a la superioridad de la plantilla, a…lo que quieras. En frente siempre hay un rival que trata de aguantar, esperar su momento, sabedor de que los minutos y el paso del tiempo corren a su favor. Además, la ilusión, la enorme ilusión de un equipo que cree firmemente en el entrenador que les llevó al título alemán hace un año y ahora a la final de Wembley. Por detrás, añadamos, una enorme masa social.

Si los de Mourinho lo tenían difícil, el Barça, imposible. Si quedaba alguna duda, al no poder contar con Messi para la hipotética remontada, los catalanes estaban fuera de la final antes de intentarlo. Los de Munich no cedieron un metro y afrontaron el encuentro como si no tuvieran renta. Resultado: un equipo hiper competitivo, concienciado y resolutivo que volvió a marcar tres goles, porque su pegada es monumental.

Es decir, final alemana. Justo lo contrario de lo que se aireó cuando el sorteo emparejó en los cruces a los cuatro equipos aspirantes. Los derrotados deberían mirar bien hacia sus adentros y analizar los porqués. No el hecho de quedar apeados, sino el cómo. Nadie dudará que la final responde a la superioridad de los ganadores. Han sido mucho más fuertes en lo físico, en el ritmo de la competición, en la táctica de presión, y en el espíritu. Cuando Sergio Ramos aseguró tras perder en Munich  que “Nos ha faltado actitud”, apuntó en la dirección correcta.

Ahora, cuando se comprueba que los ciclos cambian que hay otros mejores que tú, toca analizar y decidir. Da la sensación de que muchos futbolistas han llegado tiesos al final, sin fuerzas físicas y mentales. Agotados. O potencian los grupos con entradas y salidas de futbolistas, o cambia la preparación, o tenemos alemanes para rato.  

Iñaki de Mujika