elbeaterio.es

Rubén Pardo, la aparición mariana

Temía el partido de Cornellá porque, además de los valores del equipo españolista, convivía con la realidad de los partidos posteriores a los encuentros de Champions. Es una evidencia que, si tu fondo de armario no da para varias pasarelas, andas entre romo y cojitranco. La Real no está sobrada de elementos, menos aún desde el momento que pierdes jugadores para varios meses y otros se te caen en el camino.

Todo junto no te permite afrontar en las mejores condiciones la exigencia de la competición. Por eso, ganar como anoche, aunque sea sin brillantez,  supone que los problemas sean menores y se pueda convivir con ellos.

Los encuentros posteriores a los compromisos europeos se han saldado con empates y derrotas, salvo el triunfo en casa ante el Almería al que recibimos después de perder en Old Trafford. Los demás partidos se complicaron tanto en casa como fuera. La más sangrante de las decepciones fue la derrota en Vallecas en donde perdimos al final y de penalty tras el esfuerzo sin premio en Leverkusen. Por eso, porque las constantes vitales del equipo marcan camino, esperaba el encuentro de anoche ante los periquitos. Los de Javier Aguirre son conjunto por encima de las individualidades.

He escrito muchas veces que el perro se parece al amo. Es imposible que un equipo entrenado por el mexicano sea timorato y pánfilo. Todo lo contrario. Además de los valores individuales de los futbolistas, en el colectivo conviven la agresividad, la disciplina y el orden, la actitud guerrera, la presión y el gusto por la victoria. Es decir que para ganar un partido a ese equipo debes echar el resto y ponerte cuando menos a su nivel.

Lo que pasa es que muchas veces aparecen los imposibles que son reales como la vida misma. Ayer mismo por la mañana veía en diferido un encuentro de balonmano de Champions. Jugaban en Alemania el Hamburgo y el Naturhouse Rioja, que es posiblemente el equipo que más entrena del mundo.  Los logroñeses son en teoría, tras el Barça, el segundo conjunto del campeonato doméstico y su vida se parece mucho a la de la Real. Han perdido puntos inesperados en canchas en las que debían ganar. Se les han lesionado bastantes jugadores, por lo que el reparto de esfuerzos no es el recomendable ni el previsto. Además el cubano Capote, su mejor referencia, acaba de abandonar la disciplina del equipo para jugar en Qatar.

Es decir que, por mucho que el entrenador diseñe, por mucho que confíes, por mucho que veas vídeos y entrenes, por mucho que eches el resto sobre la cancha, la realidad es tozuda y te pegas de bruces con ella. El Naturhouse chocó de frente con el equipo alemán y se llevó un palo en condiciones ante un equipo superior. Magullado por los golpes y el cansancio del exigente partido del pasado miércoles, viajó ayer a Granollers para medir las pocas fuerzas que le quedaban contra un equipo que se parece mucho al Espanyol. Al descanso, los riojanos perdían de siete goles y al final, lo mismo.

Soy muy respetuoso con la opinión de los demás aunque haya muchas veces que no la comparto ni por aproximación. Se han disparado tanto las sobrestimas y el valor que se le da al equipo que cada vez que éste se pierde en el campo, se derrota y sale trastabillado de un envite, se monta algo así como un drama nacional en el que se arremete contra todo. Que si el consejo no gasta el dinero en fichajes, que si el director deportivo, que si el entrenador, que si los jugadores, que si éste sale de noche y aquel no entra, que si…Ese paisaje nunca es buen compañero de viaje para hacer el camino desde la normalidad. Pasamos de la euforia al desencanto como del frío al calor. A veces parecemos el alegre gordo de navidad premiado y otras el anuncio que lo publicita.

Como creo conocer a este equipo bastante, confieso que anoche me esperaba lo peor. Item más, sabiendo que la enfermería sigue incorporando inquilinos y que los que salen de ella, lo hacen con bastón y escayola y que su aportación en el terreno de juego es más de abuelo paseando con nietos que de Usain Bolt en uno de sus maravillosos sprints. Pero es lo que hay.

A la espera de un descanso reparador y de la primera eliminatoria de Copa en el horizonte, el coach se decidió por alinear el clasicismo en la zona de atrás. Luego, como sucediera en el Nou Camp, le dio galones de titular a Javi Ros para que con Markel y Xabi Prieto trataran de abrir la lata diseñada por el rival. Agirretxe volvía a la titularidad y el entrenador tiraba de nuevo de los referentes más goleadores del ejercicio, Vela y Griezmann. El partido fue espeso hasta que llegó el gol de Córdoba en otra de esas jugadas que parece que nos pillan despistados. Ya no cabía ni especular, ni defender, ni andar al trote si es que pretendíamos no perder.

El encuentro se estaba pareciendo bastante al de Vallecas, aunque tras el descanso la Real pareció más enchufada. El meta Kiko Casilla justificó su buena fama en un  par de acciones de mérito, lo mismo que Rubén Pardo cuya entrada al terreno de juego permitió que el equipo mejorara en calidad y acierto. Su presencia fue como una aparición mariana, Galvanizó el medio del campo e hizo jugar a los de arriba. La referida pareja de referencia firmó el empate con centro de Vela y soberbio testarazo de Griezmann. El riojano, en jugada de córner, puso un balón raso, como en los partidos de tenis, a los pies del oponente y éste no acertó a defenderlo.

Del mismo modo que en los años precedentes, en idénticos partidos, Dani Estrada, Demidov y Javi López habían marcado en propia meta, esta vez le tocó el turno a Stuani. El tanto otorga los puntos cuando alrededor del equipo estaba instalada la desconfianza.

 

 

 

 

 

 

Iñaki de Mujika