Un frontis y muchos aspirantes

Comienza el campeonato de mano por parejas este fin de semana con la disputa de los primeros encuentros, siguiendo un plan de liguilla similar al de la temporada anterior. Quiere ello decir que las empresas quedaron satisfechas con el desarrollo, aunque en el camino los pelotaris fueran cayendo como los mosquitos ante los insecticidas. Tanto partido y tanto esfuerzo pasa factura a los protagonistas.

Esta vez han guardado el secreto de la composición de parejas hasta el final, aunque había trascendido que Olaizola II y Pablo Berasaluze inaugurarían el campeonato sin formar tandem. Era obvio que Titín estuviera entre los elegidos porque está en el año de la despedida y esta edición es la última en la que va a competir.

Los clásicos no podían faltar porque el público quiere que compitan y que además peleen. Quedaba conocer la suerte que podían correr unos y otros puesto que sobraban zagueros en una empresa y delanteros en la otra. Optan por dar opción a jóvenes debutantes como Urrutikoetxea, Galarza y Aretxabaleta además de Ezkurdia y Zabaleta o el propio Beroiz que, siendo menor de 25 años, lleva galones de veterano.

Echo en falta a Mikel Idoate, porque creo que el de la Txantrea no desmerece para nada de los elegidos, pero…los criterios empresariales antes y ahora son difíciles de valorar. O si lo prefieres, no lo tienen fácil, porque siempre hay damnificados. El problema estriba en que siempre sean los mismos.

Aspe apuesta por parejas muy consolidadas y con vitola de favoritas siempre y cuando estén en condiciones: Irujo-Barriola y Xala- Zubieta llevan acumulados kilos de experiencia. Veremos buenos partidos seguro. Es un campeonato largo en el que deben saber medir fuerzas, hacer bien los cálculos y no desgastarse en exceso para llegar en las mejores condiciones a la liguilla de semifinales. Queda mucho para que eso suceda, pero será bueno comenzar con buen pie.

Fiel a la tradición las empresas programan encuentros tanto para el día Navidad como el de Año Nuevo. La cita en los frontones se ha convertido en estas fechas en algo clásico, como en el fútbol inglés, aún a costa de dejar a los pelotaris sin opciones de comer turrón.