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¡Que sabe nadie!

No sé si por razones del viento, del oleaje, de la edad…o por un poco de todo, a veces tengo la sensación de estar o sentirme más para Tafalla que para Estella. Esa situación deriva en comportamientos inesperados que dan lo mejor de mi mismo para alegría del ambiente de trabajo en el que me muevo con mis compañeros. En los últimos días se nos ha pegado una canción de Raphael que tarareamos a todas horas, tratando de imitarle, pero sólo en el título de la misma: ¡Que sabe nadie!, obra, como tantas otras de su repertorio, de Manuel Alejandro.

 

Ayer por la tarde mientras esperaba que dieran las diez de la noche para ponerme en faena decidí buscar la canción en youtube. ¡Sorpresa!. Casi dos millones de repeticiones. Una locura de seis minutos de duración, plagada de estrofas. Traté de seguir la letra y de hecho la fui apuntando en un folio. A medida que avanzaba la canción encontraba connotaciones con las decisiones de Jagoba Arrasate tanto en la lista de convocados como en la alineación de anoche en Barcelona.

“De mis secretos, de mi manera de ser, de mis ansias, de mis sueños…Qué sabe nadie!. De mi forma de pensar, de mis llantos, y de mis risas, Qué sabe nadie!. Lo que me gusta o no me gusta de este mundo, lo que prefiero…A veces oigo sin querer algún murmullo,  no le hago caso.  Yo me río y me pregunto ¡Qué sabe nadie…!”

Cuento estas cosas porque, cada vez que llega un partido de envergadura y el entrenador decide y comunica sus planes, se monta un belén en condiciones. El portal se agranda desde el minuto en el que asegura que Zubikarai será titular. Las figuras se tambalean al conocerse que ni Agirretxe, ni Chory serán de la partida y entre la vaquita y el buey sueltan un muuuuuu…para tapar el ruido que supone la posible presencia de Elustondo en el once titular. Que sabe nadie las razones por las que el técnico opta por unos y no por otros.

Había dicho en la comparecencia del martes que el equipo debía defender más y mejor, ser más agresivo y hacer más faltas. En el fondo, sin decirlo, estaba dando pistas, porque con los que habitualmente juegan, incrustados en un sistema y una forma de moverse en el terreno, de eso que pide hay poco. Supongo que le dio vueltas y vueltas e hizo una reflexión: Si en estos partidos jugando del modo tradicional, nos meten sacos de goles y parece que no estemos, algo tendré que hacer para intentar que las cosas sean diferentes.

Es entonces cuando aparecen los dos carrileros largos, tres centrales, defensa de cinco, dos pivotes de contención y tres arriba, “esos locos bajitos”. A medida que la alineación iba saliendo de la imprenta, los ojos se hacían chiribitas al mismo tiempo que tratabas de imaginarte el encuentro. ¡Que sabe nadie!. Intuyo la cara de sorpresa y extrañeza del Tata Martino que se encontró de salida con lo que no esperaba. En la previa había afirmado que la Real podía plantearse un partido con “9” específico o con “9” virtual y que estaban preparados para ello.

Seguro que no esperaba otra cosa. La Real no jugaba tan montada atrás desde un partido en Zaragoza, después del descanso, cuando el entrenador francés decidió un cambio que sirvió de poco, ya que en un par de minutos, los maños entraron por el medio, nos cascaron el segundo y nos fuimos a casa. Cambiar de sistema y jugar de esa manera ante el Barça supone una modificación notable. La concentración es obligatoria tanto o más que otras veces. Probablemente se goza menos y los futbolistas, a los que tanto les gusta tocar, se ven obligados a jugar de un modo que no prefieren, pero…estábamos ante una oportunidad que ha tardado veintiséis años en repetirse. Con el cambio de sistema también las preguntas. ¿Dónde situar los cinco de atrás?, ¿Cerca de Eñaut, o en el medio para disponer de mejores opciones?.

La mejor respuesta, sin duda, la iba a dar el propio partido. Todo iba bien hasta el último aliento del primer periodo. Busquets adelantó a los suyos en la segunda jugada de un saque de esquina que es algo que nos hace daño muchas veces. Justo poco después de que Vela dispusiera de una oportunidad que Pinto salvó desde el suelo de manera increíble. En la acción Mascherano agarra la mano del mexicano y le hace falta dentro del área. Un árbitro valiente pita el indiscutible penalty y expulsa al central por segunda amarilla, pero éste no. Casualidad, González González, el único no internacional designado para semifinales dinamitó las esperanzas.

Iñigo Martínez se autoexpulsó por las protestas que no conducen a nada bueno y le mandó a tomar por culo. Más allá de las razones y del calentón, ni debe ni le corresponde. Cuando más le necesitábamos, deja al equipo con diez y el partido en una dirección que no merecía el esfuerzo de sus compañeros. Por eso, todo el segundo tiempo fue un calvario. Tocaba aguantar más y más y sólo queda aplaudir el esfuerzo y el compromiso. Como la noche estaba cruzada, nos metemos un gol en propia meta. Un tanto de esos que darán la vuelta al mundo en los vídeos de jugadas tontas que se emiten a finales de año en todas las televisiones. Lástima, porque la Real recibió demasiado castigo. No lo merecía.

Iñaki de Mujika