La catástrofe deportiva que supuso para los ciclistas vascos la desaparición de Euskaltel Euskadi se prolonga como una sombra que les persigue a aquellos corredores que han tratado de buscar acomodo sin conseguirlo. Mientras unos decidieron colgar la bici por falta de ofertas convincentes, otros buscaron acomodo en lugares y proyectos que en algún caso pudieran parecer inverosímiles.
Tres de ellos se fueron a Chile convencidos de que el equipo PinoRoad podía ser un trampolín o banderín de enganche para continuar en activo, asegurarse un futuro y quien sabe si recuperar el estatus que perdían aceptando la propuesta de un equipo continental que presentó en la UCI la correspondiente documentación.
Juanjo Oroz, Pablo Urtasun y Mikel Bizkarra hicieron las maletas en busca de una aventura favorable a través de una idea que les beneficiaba: competir en Europa con un equipo de Chile, cuyo magnate Juan Pablo Pino no cumplió con los compromisos adquiridos. El equipo, pese a intentar salvarse de la quema, no encontró acomodo ni patrocinadores, tras la espantada de quien:
“No firmó los contratos de patrocinio ofrecidos como garantía, ni los laborales, firmados por todos los trabajadores de la supuesta PinoRoad S.L., cuentan con validez legal alguna. Además, tampoco se ha hecho frente a los pagos básicos a proveedores o incluso a estamentos oficiales, emitiendo comprobantes de pagos a cuenta sin fondos”, datos estos que se hicieron públicos en la nota de prensa que confirmaba el cierre del proyecto.
Esto conlleva que después de un varapalo llega otro a unas alturas de la temporada en la que es imposible encontrar acomodo. Las plantillas están completas, la competición en marcha y sólo queda tiempo para lamentarse.
El ciclismo es un deporte que depende una barbaridad de los recursos exteriores. La financiación llega de la mano de grandes patrocinadores que se amparan en la televisión para reivindicar marca e imagen. Esos son los que compiten en el World Tour, en donde se han producido alianzas entre grupos para conseguir las mejores plantillas con las que disputar las carreras.
Pero estas también dependen de lo mismo y los recursos se agotan hasta tal punto que tradicionales pruebas del calendario han desaparecido o lo van a hacer tal y como sucede con el G.P. Miguel Indurain de Estella cuya organización no alcanza a cubrir el presupuesto y anuncia la suspensión de la presente edición prevista para abril. Una pena, pero es la realidad. Dura y cruda en este deporte que no encuentra respuesta al desaliento.