El Beaterio de Iñaki de Mujika

¡Ninot indultat!

Real Sociedad 1-0 Valencia CF
Jornada 28 Liga – 16/03/2014

Semana de Fallas. Montamos una traca con siete días de antelación y el lunes nos explotó la pólvora en las manos y nos partió el Rayo. Desde entonces vueltas y más vueltas a la alineación, al pobre juego y al resultado. Suele suceder que entre méritos del oponente y deméritos propios sufres batacazos inesperados que plantean dudas sobre la realidad no virtual del equipo y la distancia que aumenta respecto de los posibles objetivos.

Los discursos anteriores y los recientes plantearon el cuarto puesto como un reto. Hermoso, sin duda, pero complicado. Conviene no perder de vista que este equipo no disputó jamás dos años consecutivos el mejor torneo continental y que hacerlo está al alcance de muy pocos, o de los más grandes si lo prefieres. Se debería hablar de Europa, de seguir en el continente que, de por sí, ya tiene valor suficiente para premiar los enormes esfuerzos de este equipo en la presente temporada.

Sin ser menor el premio, el encuentro ante el Valencia suponía mucho en ese concepto porque, de ganarlo, la distancia con un directo rival aumentaba en grado sumo y prácticamente aseguraba disputar una competición internacional el próximo ejercicio. Arrasate aparcó las milongas y decidió un equipo más parecido al que reconoce la mayoría de fieles. Puso a Canales en el once inicial con lo que ello significaba, porque el cántabro dijo lo que sentía en las declaraciones previas. Nadie mejor que él para saber cómo lo llevaba. No dudó al afirmar que celebraría el gol si lo marcaba, pese a lo que pudiera venirle del lado contrario. Se intuía que las ganas no le iban a faltar, pero las oportunidades no llegaron.

Acompañaban al cántabro el talante eficaz de Markel Bergara y el espíritu competitivo y atípico de Zurutuza, lo que conlleva la ausencia de Rubén Pardo o Xabi Prieto, incorporados más tarde, porque los tres de arriba siguen siendo intocables o letales. Cada uno a su manera.

Semana de Fallas. Los valencianos viven la fiesta con el fervor de la pertenencia. En la distancia cuesta entender que se gasten unas millonadas enormes de dinero para crear una obra artística que terminan quemándola días después de instalarla. Sin embargo, alguien un día decidió salvar de la quema al muñeco más querido y apreciado de todos: el ninot.

Montan una exposición de todos ellos. La gente los ve y vota, siendo la decisión popular la que determina qué figura pasa al museo fallero. Este año eximen del fuego a un Cervantes, pensador y escritor, que pertenece a la falla de Quart Extramuros-Velázquez. El creador de la misma, Pedro Simarro, debe estar encantado por las casi diez mil personas que optaron por el indulto.

En medio de todo el montaje de los artilugios explotan cohetes, tracas, fuegos artificiales que provocan ruidos y ruidos. Esta fiesta no se explica sin permanentes explosiones. La tradición dice que el equipo ché en esta época se pierde o se despista. Cabía esa esperanza como argumento que añadir a las virtudes realistas. Incluso, podía argumentarse, sin demasiado peso, que el jueves disputaron en Bulgaría un partido de la Europa League y que a lo mejor… El Ludogorets casi ni les hizo cosquillas como para pensar que los esfuerzos fueran a pasarles factura. Ver venir. Y lo vimos. Montados atrás con dos hileras de defensores y a la espera de pillarnos una, bien por fallo del rival o por gran creación propia. Instalados los miedos y aprendidas las lecciones en ambos banquillos, el partido eligió un camino intenso pero poco espectacular. Los partidos y los puntos pesan mucho a estas alturas.

A medida que los minutos corren, la sensación de que quien marque primero se lleva la victoria admite carta de naturaleza. Por eso, cuando al espectacular centro de José Ángel le puso Agirretxe la cabeza, Anoeta celebró con júbilo el golazo. Lo más importante estaba hecho, pero quedaba rubricarlo. Griezmann tuvo en su zurda la tranquilidad pero el meta contrario se empeñó en que eso no sucediera. Quizás fue bueno que pusieran a prueba la concentración y la fortaleza del balance defensivo de un equipo que concedió poco.

Imanol, ese chico silencioso de Usurbil, se convirtió en el “ninot indultat” de la noche, ese que se salvó de la quema. Él y sus compañeros. No pasa al museo porque es joven, pero el testarazo lo verá medio mundo. La jugada es para enmarcar. Tres puntos y tranquilidad. El petardo nos explotó hace una semana y entonces ya fue suficiente.

Semana de Fallas. Esa será la siguiente, la que nos viene a dar con el mazo. Tres partidos en seis días. Comenzaremos en Almería, el lunes para no variar. Seguiremos el jueves ante el Valladolid y cerraremos en Iruña el domingo frente a Osasuna. Cuando todo pase, sabremos sin duda dónde podemos acabar y a qué podemos aspirar realmente.

Iñaki de Mujika