El Beaterio de Iñaki de Mujika

El lateral izquierdo

Ahora que se debate sobre la idoneidad de los laterales zurdos de la Real, o los diestros, o lo que se les ponga en la peineta a quienes cuestionan sus capacidades, rebobino historia y trato de situarme en el álbum de mis viejos cromos para recordar la lista de látigos que cubrían la zona por la que deambulaban los extremos pijoteros.

Lo primero que conviene no perder de vista es que un lateral debe defender y luego, si sabe, puede y le dejan, dedicarse a otros menesteres. No es fácil. El fútbol ha evolucionado. Se jugaba in illo tempore con tres zagueros; luego, cuatro; más tarde, cinco y ahora es un viva Cartagena.

He conocido el fútbol sin tarjetas, donde sacar la guadaña y rascar era cuestión al uso y para que te expulsaran había que matar a tres. Cada equipo disponía de especialistas. Los duelos entre extremos y laterales no entendían de armisticios. La tradición relata que en el Barça, si alguien se le escapaba a Eladio Silvestre, después de una tarascada, este le avisaba a su compañero de zaga, “remátalo que va herido”. Al oírlo, el jugador de banda se caía del susto antes de que lo retiraran en camilla.

La Real disponía de Ormaetxea, como el Atlético de Madrid de Isacio Calleja, o el Zaragoza, de Reija, o el Athletic, de Aranguren… Me encantaba Cholo, del Pontevedra, y Vidagany en el Valencia. Zurdos, zurdos. Entonces ni se reconvertían, ni se les cambiaba de banda, ni doblaban al medio, ni se lesionaban, ni se daban gomina, ni se depilaban las pantorrillas, ni se tatuaban, ni nada que no fuera emplearse en los barrizales y levantar el drenaje cuando era necesario. Loor a los laterales de entonces.

Precisamente, fue la llegada del Betis a Anoeta lo que me animó a escribir de esto. Los verdiblancos disfrutaron en sus filas de un lateral con pie de goma y pulmones imperecederos. Rafael Gordillo fue pionero en el cambio de estilo de quienes jugaban la banda desde atrás. Cautivaba porque era colosal. Giraba el tobillo como Isadora Duncan y centraba como nadie. France Football le reconoció como el único jugador español del siglo XX entre los treinta mejores y marcó tendencia.

En los últimos 25 años por la zaga izquierda txuri-urdin han pasado buenos e importantes jugadores. Seguro que me olvido de unos cuantos, que me perdonen, pero es posible que en vuestra memoria del camino haya un hueco para los Lumbreras, Uria, Estéfano, Aranzabal, Mikel Lasa, Fabiano Rossato, Xabi Castillo, Sarasola, Cadamuro, Vaughan, en momentos de necesidad Fabio Felicio, todavía jugando en el Almancilense, José Ángel, o el propio Mikel González? pero las cosas vinieron como vinieron. Medio regalamos dos magníficos futbolistas, a la vista de las trayectorias, porque entonces había que hacer caja. Javi Garrido y Mikel Balenziaga salieron traspasados. Si todo hubiera seguido una lógica, a esta hora competirían por la titularidad aquí, baino?

Nos fuimos a Segunda como estaba mandado y en la reconstrucción apareció Alberto de la Bella, un tío honesto, comprometido y cumplidor. Suficiente para cubrir la zona y durarnos siete temporadas con estupendo rendimiento. Los palacios deciden lo que estiman conveniente y al jugador de Santa Coloma le dieron las gracias el pasado verano y se fue a la tierra de Aristóteles a preguntarse el porqué de su salida.

Los boletos de las apuestas invirtieron en dos jóvenes futbolistas. Uno, como Yuri, de más largo recorrido y el otro Héctor, con ciento doce minutos de experiencia en liga hasta el inicio del presente ejercicio. Lesionado el primero, le toca vivir la realidad al segundo. Anoche, volvió a contar con la confianza del técnico pese a los cantos de sirena que apuntaban a Kevin Rodrigues.

La tarea no era sencilla, porque Joaquín se llevó la caja de petardos a la zona tratando de que saltaran chispas. Sin embargo, el lateral realista respondió con subidas constantes por su carril que es la mejor forma de agotar a su rival y mandarle a la ducha antes de tiempo. El lateral largo, agotador, de toda la vida. Más tarde, Musonda se aproximó por sus lares, pero el Betis ya estaba descompuesto y con el marcador cuesta arriba.

Un solitario gol resolvió la contienda. Se pusieron de acuerdo dos zurdos. Oyarzabal la peinó y Vela le dio laca. Los realistas ya contaban con lo que tanto costaba conseguir. El tanto subió al marcador y se supo defender. Por méritos, por ocasiones, por dominio, por kilómetros recorridos, por todo, el triunfo fue merecidísimo. Y sería muy injusto que no le dedicara las últimas líneas a Asier Illarramendi. El mutrikuarra se hinchó de jugar, de robar balones, de solidarizarse con sus compañeros, de acudir a todos los rescates, de empujar y empujar hasta agotarse. No es lateral, pero dispone del corazón de quienes suben y suben la banda hasta reventarse.

Iñaki de Mujika