El Beaterio de Iñaki de Mujika

El mirlo blanco

Suceden imprevistos. Hace una semana, camino del trabajo, un compañero de la emisora detuvo su paso ante el sonido cercano de un ave canora que llamó su atención. Fijó los ojos en el jardín circundante y comprobó la presencia de un pájaro, quieto y asustado, que miraba sin distinguir. Probablemente, había caído de un nido sin desarrollar las alas ni el vuelo que ellas propician.

Se acercó, esperando que volara hacia el cielo en alguna dirección, pero permaneció inmóvil. Lo cogió con cuidado, lo introdujo en la redacción y le sacó una foto con el teléfono móvil. Vació una caja grande de cartón en la que se guardan las resmas de folios. Con la punta del bolígrafo llenó de agujeros las paredes laterales y la tapa. Introdujo con cuidado al alado y se dedicó a los quehaceres habituales, aunque antes envió la foto a un compañero conocedor del mundo cinegético del que encontró la respuesta que solicitaba: un mirlo.

No era negro, sino más bien pardo. Todo había sucedido antes de que llegara. Ocupé la mesa de todos los días y no aprecié nada extraño, aunque al rato comencé a escuchar un sonido inhabitual. Podía corresponder a la llegada de un mensaje, whatsapp o similar. El tono se repetía en exceso. Creí que algún compañero estaba recibiendo comunicados a mansalva.

Así toda la mañana hasta que decidí preguntar: ¿qué pasa hoy?

Sinceramente, el trino no era agradable. Nos dieron las diez, las once, las doce y la una. Cuatro horas de ingente martilleo. Las sienes percutidas por el incesante gorgeo y los curiosos asomando la nariz por encima de la tapadera para curiosear. Por dos veces, el mirlo escapó de la improvisada jaula. Escándalo general entre la feligresía periodística y un punto de desconcierto.

Al concluir la jornada de trabajo, el compañero cogió la caja azul de letras blancas y se dirigió al centro Arrano Etxea que se encarga de recuperar animales heridos o de la fauna silvestre. Les contó la historia que seguirá el curso habitual hasta que el pájaro esté en condiciones de volar. Por curiosidad, busqué información y a la vista de fotos y textos, llegué a la conclusión que era una hembra de mirlo capiblanco, turdus torquatus, porque el pelaje era pardo.

Lo extraño suele ser dar con un mirlo blanco. Sería grandioso porque es la excepción entre la mayoría. Por ejemplo, Piqué.

A día de hoy, la Real necesita encontrar uno que le saque del marasmo en que está sumida. Se ha debilitado de modo increíble en la zona ancha del campo. Los jugadores, por unas u otras causas, van cayendo sin cesar. Hasta tal punto que todo se convierte en un contrasentido o una sinrazón. Poned en la balanza los nombres de Rubén Pardo, Illarramendi, Zurutuza, Granero, Vela, Agirretxe, Carlos Martínez y otros ausentes.

Añadid el de Jon Guridi, a quien, tras debutar en Mendizorroza, le recetan quirófano porque sufre molestias en la rodilla derecha en la que se observa una osteocondritis disecante en el cóndilo femoral interno de grado IV, con un fragmento óseo desprendido. ¡Pobre chaval!

De la ilusión al desencanto. En este pim pam pum de heridos en las trincheras, el entrenador tiró de Igor Zubeldia, otro canterano que se juntó con Odriozola, Kevin Rodrigues y Bautista en la lista de convocados y que debutó como titular en el sitio del pelirrojo.

Cuatro jugadores del filial entre los 18. Increíble, por inaudito. Un mirlo blanco en toda regla. Adivinar en este panorama qué equipo iba a enfrentarse al Leganés se aproximaba bastante a un tratado de metafísica. Y todo esto en una semana de tres partidos. Desde luego era previsible que las dificultades apareciesen en el horizonte, porque tanta baja determina y mina a cualquiera. El equipo estuvo perdido y descabezado en la primera parte, lento, sin frescura y corto en ideas para romper el plan de los de Garitano.

Menos mal para los realistas que a día de hoy cuentan en sus filas con un lateral espléndido. Álvaro Odriozola es el mirlo blanco, diferente, del actual equipo. Además de la velocidad innata, es capaz de leer el partido, la jugada y decidir con prontitud y eficacia. Cheque al portador de cuyas botas salió la jugada del empate y las acciones de peligro que nadie acertó a concretar. Deberían renovarle cuanto antes, hasta el 2050 si hace falta, porque se lo merece. Parece el futbolista más en forma de la plantilla y eso que viene de un doble compromiso internacional con la selección de Celades.

Los partidos de Anoeta, desde el triunfo ante Osasuna, se complican. Dos empates en cuatro encuentros y la sensación de que la temporada se nos va a hacer larga. Cuesta ganar un Perú.

Crucemos los dedos, esperemos que el caudal de bajas y ausencias deje de protagonizar el día a día y se recuperen las buenas sensaciones perdidas. Y si tenemos que pasar por la casa de recuperación de sensaciones, pasamos.

Iñaki de Mujika