El Beaterio de Iñaki de Mujika

El porqué de las decisiones

No dudo de la capacidad del entrenador para sacar adelante un proyecto. No dudo de la capacidad de los dirigentes para adoptar las medidas necesarias en la gestión del club. No dudo del compromiso y de la honestidad de los futbolistas. No dudo del sentimiento de los aficionados. Unido todo, parece imposible que las cosas se tuerzan y se tambaleen. ¿Entonces? Sucede que esto es fútbol y que no existen ni las matemáticas (dos más dos no son cuatro), ni la seguridad de que las cosas vayan a ser como se piensa y desea. Cada vez que un club ficha a un técnico, el reloj de arena da la vuelta y según sea la amplitud del orificio y el tamaño de los granos todo pasa más o menos deprisa. Eso sucedió también con Asier Garitano. Ocurre que a veces, cuando la parte de arriba está a punto de vaciarse, alguien da la vuelta al reloj y todo vuelve a empezar. Este no ha sido el caso.

Como persona, el bergararra es humilde, sencillo, cercano, normal. Por eso, se ganó el cariño de la afición. Como preparador lo desconozco, porque no me ha entrenado nunca. No dudo de su capacidad. Pergeña una idea, la lleva adelante siempre y cuando el material humano con el que trabaja sea el idóneo para que el plan llegue a buen puerto. Un ejemplo: José Luis Mendilibar duró en el Levante medio telediario. Lleva en el Eibar unas cuantas temporadas con rendimiento exquisito. ¿Es mejor la versión actual? Seguro que no, que es idéntica, pero ahora luce porque las circunstancias lo permiten. En Valencia no lo entienden. Los responsables de la Real apostaron por Garitano, después de volver loca a la perdiz, tentar el jarro y llegar a una conclusión. Fue cuando le propusieron firmar. Seguro que no era el primer candidato, pero intuyeron que era el idóneo para aquel momento y las circunstancias en las que nos movíamos. Seguro que no pensaban en cesarle tal y como ha sucedido. Seguro que le han dado mil vueltas antes de adoptar una decisión triste. Seguro que aguantaron mucho en la esperanza de que los resultados llegarían, pero…

Nunca es sencillo prescindir de un técnico o de un futbolista porque no es ni fácil, ni agradable, por mucho que pueda pensarse lo contrario. Hace años un presidente de un club de Primera me confesó (sin micrófonos por medio) que el miedo a descender de categoría pesaba como una losa y que en el mercado de invierno se fichaban jugadores, o se cambiaba de entrenador, antes de que fuera tarde, más allá del costo de las operaciones y del rendimiento. No quería que el mundo se le viniese encima y que pasase a la historia de la entidad como el presidente del descenso.

Por eso, adoptaban decisiones con la esperanza de enmendar la plana. Tuvo suerte y la ola no le pasó por encima. Por eso, no me sorprende nada que Aperribay, los consejeros y el director de fútbol hayan concluido que lo mejor para el club era el relevo. El tiempo, solo el tiempo, dará o quitará razones. ¡Imanol, el futuro está en tus manos! Respeto las opiniones de los demás, aunque no las comparta. Lo que me llama más la atención es el foco que apunta a los jugadores como causantes del cambio. Incluso, que aseguren que le han hecho la cama y que han pedido su salida. ¡O él, o nosotros! Me parece una barbaridad creer en eso. No hay nadie en esta historia que sufra más que los futbolistas. Basta ver cómo han celebrado los goles y las victorias. Las necesitan como el sediento el agua. Creo conocer a una buena parte de la plantilla de jugadores y les considero incapaces de tanta maldad y crueldad. Son ellos los primeros perjudicados por los malos resultados, porque son los más sometidos por la presión de la competición y por la ansiedad de ganar. El miedo también les atenaza. Cuando la cabeza no funciona y la confianza en uno mismo se pierde, surge una especie de atolondramiento general del que quieren huir. Necesitan, y eso no lo ocultan, ser ellos mismos para dar lo mejor que pueden y saben. Quizás por ahí, puedan entenderse algunas realidades.

Lo sabe el club, lo sabe el entrenador y lo sabe el presidente cuando se reúne con los capitanes. ¿De verdad, alguien cree que tres monjas trinitarias (con perdón) como Illarramendi, Zurutuza y Oyarzabal, como si no tuvieran sentimientos, pidan al primer mandatario la cabeza de Garitano?

En todos los deportes colectivos se viven idénticas situaciones. ¿Os imagináis una trainera en la que algún remero se escaquee? Nada es más grande y hermoso que llevarse una bandera. Todos a una, aunque saben que una pifia en la ciaboga les hunde. ¿Os imagináis una pareja de pelotaris en la que uno de los dos baje las manos porque la empresa no le mejora el contrato? Eso significa traicionar al compañero. Impensable. ¿Os imagináis un equipo de balonmano en el que un jugador tira mal a puerta, a propósito, porque le cae gordo el míster? Se trata de conseguir el escenario más apropiado para el mejor rendimiento.

Sabéis que, pase lo que pase más allá de los resultados, hago paréntesis en partidos como el del Bernabéu. Camp Nou o Metropolitano. A partir de aquí, mucho ánimo a Imanol. Mikel, Ion y a cuantos forman parte del staff técnico. Su éxito será el de todos, incluido el Consejo. Inmenso apoyo a los jugadores, porque todo sigue estando en sus manos y plena confianza en los aficionados, en vosotros lectores, porque siempre permanecéis al lado del equipo aunque os duela el alma. Como ahora tras la marcha de Asier, persona antes que entrenador.

Iñaki de Mujika