Cuando la Real Sociedad decidió el cese de Asier Garitano, como sucede siempre en estos casos, hubo quienes entendieron la medida y quienes no la aceptaron. El pan nuestro de cada día. Sin embargo, con el tiempo surgen los aspectos colaterales que terminan por agriar la situación y marcar distancias insalvables. En una posterior comparecencia de Roberto Olabe ante los medios dio sus explicaciones y trató de cargar de razones la decisión adoptada.
Pasado el tiempo, el turno fue para el técnico de Bergara, que respondió a las declaraciones de su antiguo director deportivo. Entre todo lo que dijo hubo una frase que no he olvidado y que traigo ahora a colación. ”De todo lo que ha dicho, en lo único que estoy de acuerdo es que Imanol es un gran entrenador”, afirmó el actual preparador del Alavés. Desde aquel momento, el oriotarra lleva las riendas de la plantilla txuri-urdin y Garitano las del rival de anoche en Anoeta. Como entre bomberos no se pisan la manguera, los dos se llevan bien, se saludan y tratan de que sus equipos jueguen como ellos quieren. Estilos diferentes, riesgos distintos, propuestas más o menos cautivadoras y decisiones en busca de los puntos en juego, aunque la diferencia de plantillases notoria
Una de ellas conllevó el debut de Alex Remiro. Cuando el míster decidió que Moyá fuera quien defendiera el portal en el inicio del campeonato, entendí que era lo correcto. Ahora que las cosas están en calma y que el equipo ha sumado puntos suficientes como para no añadir tensiones y ansiedades, se crea un paisaje para el estreno. Quizás entendió Imanol que el rival no iba a atacar mucho y que el equipo se defendería con decoro, más allá de quién estuviera bajo palos. Para completar el capítulo de rotaciones (perdón, de cambios) Gorosabel y Ander Guevara fueron titulares. En el caso de este último con el valor añadido de enfrentarse al equipo de su tierra que intentó este pasado verano hacerse con sus servicios, por activa y por pasiva. La apuesta realista por mantenerle en sus filas fue innegable. El chico ya había debutado la pasada temporada ante el Levante, pero ahora lo hacía como integrante de la primera plantilla a todos los efectos. También escribí en su día que es un jugador que me gusta, por la calidad y visión de juego, lo mismo que por la tranquilidad que transmite. Disputó los noventa minutos, jugó un partido más que notable y debe sentirse orgulloso de su trabajo.
Casi lo mismo que Martintxo Odegaard, al que vuelvo a referirme en esta sección. Al paso que vamos va a entrar en nómina, pero es que no destacar el pase del primer gol sería una injusticia. Otra vez a los telediarios noruegos la obra de arte de su pierna izquierda. ¡Divina de la muerte! Igual que la de Mikeltxu Oyarzabal. Qué remate y qué centro en el segundo gol, amén de la habilidad del penalti. Hace años a los niños les castigaban por ser zurdos. ¡Pobres! Con lo grandes que son. La suma de todos los aciertos del primer tiempo decidió el partido, porque el entusiasmo del Alavés, la presión y el intento de salir desde atrás fue algo así como una misión imposible para detener el tsunami txuriurdin. Como dicen los jugadores cuando les preguntan… la verdad es que… se disfruta viéndoles jugar.
Era imposible que el segundo tiempo siguiera el mismo camino. Entre otras cosas, porque el Alavés iba a competir más y mejor. Eso sí, sin peligro. Pudo llegar el cuarto en alguna contra, pero sobre todo en el penalti por derribo a Merino. Lo lanzó Portu y Pacheco adivinó la dirección y lo detuvo. Lo bueno del equipo es que mantuvo las constantes vitales de acogotar al rival y no dejarle maniobrar a sus anchas. Prácticamente Alex Remiro paso desapercibido.
No así Januzaj, al que el técnico le dio minutos para que lo intentara por la banda izquierda. En la suma de todos los factores nota más que alta para el equipo y los aficionados que siguen batiendo records. La de ayer fue la mejor entrada en el estadio coincidiendo con partido entre semana. Esta película no la habíamos visto. A estas alturas de temporada, segundos en la clasificación a la espera del partido del domingo en el Pizjuán. Lo de ayer del Sevilla en Ipurua fue de traca. Lo del Eibar, también.
NOTA. Dejadme que os hable de un ciclista junior colombiano, de 18 años. Se llama Germán Darío Gómez Becerra. Ayer, en el mundial de Yorkshire, prueba de ruta, la rueda delantera de su bicicleta se fue al traste. Pasaban coches y coches, pero el suyo no llegaba. Ninguno de los coches rivales se detuvo a ayudarle. ¡Ingratos! Lloraba y lloraba sin consuelo. Conmovía a quienes veíamos la prueba por televisión. Agarró la bici y siguió el camino a pie hasta que le socorrieron. Llegó a la meta a 16:49 del ganador en el puesto 60º. Me apetece mucho aplaudirle y animarle a que siga pedaleando con la misma pasión.