¡Estamos que nos salimos!

Prefiero escribir sobre entrenadores guipuzcoanos que triunfan en sus equipos, que de lloriqueos arbitrales con amenazas veladas entre lágrimas. Manda huevos que no reaccionen al desastre que llevan a cuestas y pongan el ventilador para alejar el foco que les ilumina. Pero, he dicho que voy a hablar de técnicos. No creo que existan muchos territorios (si es que hay alguno) que nutra de entrenadores ligas estelares de fútbol, partiendo de una misma geografía o del club más representativo.

Mikel Arteta lidera la Premier con su Arsenal. Unai Emery llegó a Birmingham y su Aston Villa va como un cohete cuando no daban un duro por el equipo. Julen Lopetegi accedió al Wolves para sacarlo de un atolladero casi imposible y está muy cerca de conseguirlo. Javi Gracia fue el último en llegar. Con Mikel Antía y Zigor Aranalde de ayudantes tratan de reflotar al Leeds en una situación peliaguda. No faltan otros técnicos que trabajan al primer nivel del fútbol inglés. Xabi Mancisidor e Imanol Etxeberria trabajan en el Manchester City con los guardametas de la entidad. Todos guipuzcoanos o han defendido la camiseta blanquiazul en algún momento de su vida. ¡Están que se salen! Me alegro por ellos.

Seguimos. Xabi Alonso llegó a Leverkusen. En la ciudad de las aspirinas ha sufrido dolores de cabeza para que el Bayer mirara al norte de la clasificación. Estaban hundidos en la miseria y ahora, como si fuera milagroso, logran acceder a semifinales de la Europa League y tratarán de llegar a la final si superan a la conocida Roma, el conjunto que nos apeó de ese torneo. Si hoy concluyera la Bundesliga, el cuadro alemán disputaría la Conference. Ejercicio mayúsculo de gestión de grupo.

Existen casos atípicos. Por ejemplo, el de Julen Esnaola. Entrenador de porteros del equipo nacional de las islas Anguila. No me ha quedado más remedio que buscar en el Caribe la situación de ese territorio, que cuenta con una selección que compite en la Concacaf. Son técnicos acostumbrados a moverse sin miedo por el mundo. La lista de guipuzcoanos sigue siendo plural y generosa. Incluyo entre estos a Jagoba Arrasate que jamás ha renegado de los colores blanquiazules, porque los sentimientos y el afecto permanecen en él de modo inquebrantable. En la lista hay muchos más, Juanma Lillo, por ejemplo, y depende dónde pongamos el listón para referirnos a ellos. ¡Estamos que nos salimos!

Obviamente, los dos técnicos que se midieron con sus equipos en Anoeta, pertenecen a esa relación. Cuentan con cosas en común, puntos de partida similares. Los dos nacieron muy cerca. Podríamos decir que sentían el aroma de los mismos manzanos, escuchaban el fluir del mismo río, respiraban el mismo aire y jugaban en la misma demarcación. Ambos recorrieron un camino diferente, antes de ser entrenadores. Llegaron a la élite sin que nadie les regalara nada. Son técnicos curtidos, hechos a sí mismos, con ideas diferentes sobre el juego y con diversos maestros en el aprendizaje.  El Rayo Vallecano lleva el signo de Andoni Iraola, su autor. Imanol deja la huella imborrable en su plantilla y va batiendo records en la historia de los entrenadores del club. Se conocen, se saludan, hablan, intercambian opinión, pero quieren ganar al rival. Dependen tantas cosas de las victorias que el patio no está para inciensos y lisonjas en esta época del año en la que todo resulta decisivo. Los equipos que ya han cumplido con los objetivos se convierten en más peligrosos si cabe, porque compiten más cómodos, sin presión ni ansiedad. Justo lo contrario de quien se está jugando la vida. Con este paisaje previo, ambos llegaban al encuentro que les enfrentaba…

Apunte (esta vez sin brillantina): Se trata del último beaterio que Iñaki dejó hilvanado y que, por desgracia, nunca llegó a la redacción de Noticias de Gipuzkoa para su publicación. Fiel a su estilo, prefirió ensalzar el gran trabajo de los entrenadores guipuzcoanos a sacar punta a otras cuestiones de actualidad que, salvo para el forofo más cerril, se comentan solas.
D.E.P. Iñaki. ¡Gracias por tanto!