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Freno de mano antes del derby

Lo tenemos aquí. Fiel al calendario, nos llega la primera parte de los dos partidos que por antonomasia se califican como trascendentales, seculares, insuperables, mundiales, universales y totémicos. El Real Madrid recibe al Barça en el Bernabeu con una ventaja considerable que puede hacerse definitiva si los puntos se quedan en casa. La liga es tan bipolar que resulta casi imposible que uno de ambos se deje en el camino tantos puntos como para pensar en un final diferente.


Afortunadamente el partido ha coincidido con semana europea de Champions y Europa League. Los partidos oficiales les han ocupado bastante por lo que la matraca del derby se reduce a un par de días. Cosa de agradecer. La prensa seguidora de los dos equipos trata de cargarse de razones para elegir a su favorito, que, obviamente, es el de su territorio. En Madrid preguntan y entrevistan a los que apuestan por victoria blanca. En Barcelona, blaugrana.

Hoy otros equipos también juegan en sus pueblos y en sus categorías. Da igual que en Segunda "B" haya un partido del calado de un Real Unión-Mirandés, o que jueguen el Apurtuarte o el Zaramaga, el Ablitas o el Antzuola, Aquí sólo trascienden los colosos, los estilos que se enfrentan en el Bernabeu. El toque contra el juego directo, el contraataque frente a la elaboración. Los goleadores frente a los defensas. Y en medio del árbitro un señor de Almería que se llama David y al que han puesto de frente a un Goliat. Los precedentes sólo anuncian problemas y dificultades.

Esta semana he escuchado a Menotti decir que desde que el Barça le hizo una manita al Madrid, éste esta asustado, tiene miedo. Contra eso, contra la derrota, lucha el portugués Mourinho. Necesita liberarse del yugo que supone convivir con la derrota cuando se enfrenta a su eterno rival. No lo soporta. Es cierto que cada vez ambos equipos parecen estar más cerca, pero sólo son los resultados quienes confirman o no tal aseveración.

Mourinho se apartó, o le apartaron, de la charla previa ante los medios, como siguiendo un guión que los jugadores, después de los últimos empellones, modificaron en reuniones y charlas secretas pero decisivas. Le han puesto freno de mano al partido. No ha levantado la voz nadie, ni por insinuaciones, dejando todo para el fragor de la batalla sobre el césped del Bernabeu.

Partido hermoso, seguro. Partido con bronca, también. Espectáculo garantizado. ¿Pronóstico?. No me atrevo.

 

 

 

 

Iñaki de Mujika