La tan renombrada Pasarela Cibeles es bastante sosaina. Sólo te salvas del aburrimiento cuando en el desfile aparece la antigua, actual o próxima novia de Ronaldo, que no sé muy bien de cuál se trata porque no controlo sus amoríos. Lo realmente cierto es que a la señorita se le escapó la “ttittia” conservadora, es decir la derecha, en mitad del recorrido, asomando con descaro por encima de la cenefa de una blusa que, los poco duchos en colores, llamamos marrón. Fue la comidilla del día, entre sonrisas picaronas de algún viejo verde y otros que no lo son, así como de la grey femenina. Que si un poco deforme, que si un poco caída, que si…¡Envidia cochina!. Si no fuera por esos ratos, y por alguna trasparencia voluptuosa, hablaríamos de un colorista tostón.
Si ustedes tienen alguna vez la oportunidad de viajar a Noruega, alojarse en Stavanger, y salir de copas, se van a encontrar con un panorama muy poco halagüeño. Las copas son más bien copichuelas, porque la medida de alcohol que tienen por costumbre servirte es la misma que angulas te dan por un euro. Además te puedes encontrar en el pub con una cantautora veterana, Mirentxu de los Fiordos, que, guitarra en ristre, interpreta canciones tradicionales, con poca gracia. Y como en estos países hace frío, no tienes “delantera” que te entretenga, ni “musliwoman” que te alegre el iris. Si la pasarela aburría, esto sobrepasa los límites de la paciencia.
Pero nada comparable con la inmensidad del océano de Anoeta. Aquí te matan a disgustos aunque nadie se lo proponga. No es que te aburras, es que te regalan un cilicio a la entrada para que te zurres y pagues por los pecados cometidos. Deben ser muchos, porque te azotas hasta la extenuación. Cuando crees que el sufrimiento ha concluido y que al final el beaterio se marcha con la gracia conseguida y el perdón debajo del brazo, te zumban una penitencia de última hora que te deja para el arrastre. Tira Regueiro, reconoce que quería centrar, pero le sale un cohete con propulsión que te deja sin habla. Luego, llega el siguiente y enmudeces. De éste es mejor no hablar, porque hay un chaval que esta noche no habrá pegado ni ojo, pero que tuvo la valentía de salir a dar la cara y reconocer que lo suyo fue más que un pecado venial.
P.D.- Le había prometido a otro jugador realista que si le ganaban al Valencia me vestía de fallera esta semana de carnavales. Viendo el panorama, ahora que vamos a Sevilla, me he encargado un traje de nazareno.