El Beaterio de Iñaki de Mujika

El ratoncito Pérez

Probablemente, el sábado que viene perdamos en La Coruña y estemos peor que hoy. Posiblemente, una semana más tarde, cuando visite el Barça el templo de nuestros sufrimientos, rocemos el último puesto de la clasificación. Con eso, también tendremos que convivir. Con todo, menos con perder la ilusión y la esperanza. El verdadero beaterio no se rinde nunca. Creo en este grupo, aunque no encuentre hoy por todos los vericuetos de mi cuerpo una pizquita de alegría.

El martes pasado tomaba un café con croissant mano a mano con un amigo, cuando aparecieron el párroco y el coadjutor del lugar. Nos conocieron. Nos saludaron. “A ver si el domingo nos cantas dos goles”.”Ya podéis empezar a rezar”, les contesté. Cuando el equipo está “pallá”, hay que traerlo “pacá”. Y eso es con mucha paciencia y tranquilidad, ayudándole a ser más fuerte. Comprensión, apoyo ciego, aunque no den una a derechas. Te caes, te levantas. Una y mil veces, mientras haya un punto de luz.

Ignacio es el hijo de unos amigos. Tenía ocho años cuando se le cayó el primer diente. Esa noche llegó el Ratoncito Pérez y le trajo una raqueta de tenis. A la mañana siguiente los aitás se levantaron ilusionados por ver la reacción del chaval. El niño agarró la raqueta. La miró y les dijo: “Sois vosotros”. “¿Cómo vamos a ser nosotros?”, le contestaron con firmeza. El niño, más listo que los ratones coloraos, saltó de inmediato: “Y ¿cómo va a poder un ratón con la raqueta?”. Se miraron todos. Se rieron y tiraron para adelante.

Desde entonces se le han caído no sé cuantos dientes y cada mañana mira debajo de su almohada para ver qué le ha dejado el ratoncito. Ni ha perdido la ilusión, ni ha dejado de creer. Lo mismo le pasa con los tres reyes. Sabe perfectamente que no tienen magia, pero les adora. Y reparte zapatos por todas las casas en las que sabe que puede caer algo. Vive las situaciones desde la normalidad. Los niños enseñan muchas cosas a los mayores.

P.D. Me he hecho a muerte de Rafael Nadal. Ese chico no es un tenista. Es una máquina de fortaleza mental. Anteayer se cargó al mejor Federer en Dubai, incluso perdiendo. Tiene un “coco” envidiable. Pues eso.

Iñaki de Mujika