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¿Estás ilusionado o qué?

Me tocó chatear ayer como casi todos los días. Me pongo a currar en el ordenador y comienzan a surgir los habituales "aburridos clientes" de la lista de contactos. Muchos de ellos son futbolistas. Iñigo Idiakez se interesaba por lo sucedido y me lanzaba esta pregunta: "Estás ilusionado o ¿qué?".

Vacilé y la casilla de la respuesta quedó en blanco. No recibió contestación. En medio de la marea, con todos los barcos zozobrando, con la suma de acontecimientos imparables, no he sido capaz siquiera de hacer una reflexión y, aún menos, de formularme la pregunta. Difícilmente puedo articular pensamiento en torno al futuro inmediato de la Real, tras la elección de Iñaki Badiola como nuevo presidente.

Que a esta hora no sepa si he recuperado la ilusión perdida, me preocupa. Optimista por naturaleza, veo sombras en todos los horizontes. No solo porque el nuevo proyecto tenga cuestiones importantes que aclarar, sino también por los silencios, nada cómplices, de quienes no han comulgado con el plan del candidato ampliamente refrendado.

El presidente ha dicho verdades como puños y todos sabemos que las verdades duelen. Ha tirado duro y a la cabeza. Ha sufrido ataques frontales desde muchos sectores críticos con las formas, con el proyecto y lo que de él pueda derivarse a partir de ahora. Tan desmedido comportamiento se ha convertido en su mejor publicidad. ¡Le han hecho gratis la campaña!, porque la respuesta social no admite dudas. Cuenta a su favor con buena parte del fervor popular. Se lo ha ganado a pulso.

La Real, en Segunda, necesita recursos extraordinarios cercanos a los nueve millones de euros para hacer viable el presupuesto. En Primera, por lo menos, tres millones más para consumar un ejercicio de ingresos y gastos que nos ofrezca garantías competitivas. ¿De dónde va a salir el dinero?. Las habas contadas corresponden a los ingresos por abonos, taquillas, televisión, publicidad y marketing, que son partidas conocidas y desgastadas. Las "sin contar" han correspondido a traspasos de futbolistas, cuya marcha, entre otras cosas, desvirtuó el plantel y lo desmoronó hasta el descenso. Las actuaciones no evitaron el deterioro deportivo, económico y social.

El nuevo presidente ha propuesto comprar el estadio, vestir con camisetas a miles de chinos y turistas que pasen por allí, optimizar recursos hasta que, por lo menos, los ingresos se equiparen con los gastos. Para ello necesitará lo que no posee: capacidad y liquidez con la que hacer frente a las exigencias de estas operaciones. Con la experiencia de lo precedente, todo suena a milagro. Sólo el tiempo, único e indiscutible juez, nos ayudará a desentrañar todos los misterios. La clave estriba en saber cuánto le concederán quienes, sin dudarlo, se han apostado frente al diseño de la sociedad y la "diu diligence".

La parte deportiva me ofrece menos dudas. O ninguna. Creo firmemente en Pako Aiestarán. Por su seriedad, por su formación, por su trayectoria demostrada, estimo que su aportación, además de valiosa, será capaz de hacer de la cantera la real razón de ser del futuro de la entidad. Lo tiene claro. Exigente al máximo, de nada valdrán comportamientos tibios y poco comprometidos en ninguno de los niveles en los que el hecho deportivo se mueva a partir de ahora. No importarán tanto los nombres, como lo que estén dispuestos a dar, dentro y fuera de la cancha.

El "sí", por lo menos hasta junio, con el que ha concluido una larga, dura y profesional negociación, avala al presidente. Tiene una prueba de fuego: conseguir que se quede para la larga travesía. Será la confirmación de que las cosas marchan por el buen camino. Me pasa lo mismo que a muchos de ustedes, mayoría silenciosa, que han entendido el papel que debían jugar en este proceso y en su resolución. A la vista de los acontecimientos, ante la realidad de los apoyos, con la fe como compañera de viaje y con la ilusión que nuestro equipo a día de hoy nos proporciona, te hago la misma pregunta: "¿Estás ilusionado, o qué?".

Iñaki de Mujika