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El fútbol inglés

El fútbol inglés continúa su racha eficaz a través de los clubes poderosos de su liga. La Premier ofrece espectáculo con grandes futbolistas. Manchester, Chelsea y Arsenal consiguen entrar en las semifinales de la Champions League. Y no lo hace el cuarto, Liverpool, porque los emparejamientos no permitieron esa carambola y porque el Barça no desmerece para nada entre ellos.


Los británicos distaban mucho de marcar tendencias en el fútbol continental. Sin embargo, la aparición de los grandes magnates, la venta de los equipos, la contratación de los mejores jugadores y la modernidad que representan la explotación de los derechos de televisión, el merchandising, los efectos multiplicadores del marketing, determinan que las entidades antes referidas marquen el paso. Buenas estructuras deportivas, con avispados ojeadores, completan el marco eficaz de su gestión.

Se construyen y remodelan nuevos estadios. Los aficionados no pierden un ápice del interés y se benefician del profundo cambio de "look" que, por ahora, les permite disfrutar en propio feudo de la mejor competición deportiva, tanto doméstica como internacional.

El problema está en saber si la crisis del petróleo y la economía mundial maltrecha van a permitir esa estructura multimillonaria o van a verse obligados a cambiar "a peor". La llegada de técnicos y jugadores extranjeros rompió las barreras de la tradición. Prima el espectáculo. En los primeros equipos de la Premier apenas se ven futbolistas nacionales. Quedan nostálgicos pero, por lo general, los seguidores aceptan el cambio. Preferirían seguramente una imagen más parecida al Barcelona, mezcla de producto interior y medida contratación foránea.

Es precisamente el conjunto catalán el único que puede impedir la hegemonía británica en la Champions. Los de Guardiola deberán superar al menos a dos de los tres si quieren alzar el preciado trofeo. Las islas aportan fuertes candidaturas, después de hacer opaca la presencia de conjuntos de siempre. Ni alemanes, ni italianos, ni franceses, ni los españoles de toda la vida han podido hacer frente a esa marea competitiva que hoy determina la fuerza del fútbol inglés.

Iñaki de Mujika