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Los espejos en que mirarse

Martín Lasarte salió ayer de Cornellá cabizbajo y meditabundo. No es para menos. En un santiamén se han quedado los tres componentes de la línea de creación hechos unos zorros. A Xabi Prieto le dieron un tarantantán en la primera parte que concluyó con una torsión de su tobillo derecho. A Griezmann se le debió ir la pierna en un esfuerzo. De resultas, un tirón en el aductor izquierdo. Como a Zurutuza le brean casi todas las tardes, el parte concluye con una contusión en el sóleo izquierdo. Con los tres futbolistas renqueantes, el míster tiró por la calle del medio. Cambió a los tres pensando más en el futuro inmediato que en las reales opciones de sacar algo de provecho, porque la Real tras encajar el segundo distó mucho de ser un equipo con derecho a premio. Lo contrario que el Espanyol, trasfigurado tras el descanso.

 


El uruguayo no quiso entre semana adelantar la decisión. Se trataba de sustituir al lesionado Elustondo y al sancionado Aranburu. Se sacó de la chistera un dueto novedoso. Markel con Illarramendi. Nunca juntos, ni revueltos. Otra vez la dinámica de los pivotes. Como en el campo del Osasuna, cuando al propio Markel y a Elustondo les cayeron los palos que reciben las esteras cuando se trata de sacudir los polvos. Ayer se repetía la historia con distintos protagonistas. El experimento, si miramos sólo al resultado, no es para aplaudir. Pero nada es achacable al tandem, porque no estuvieron ni por debajo, ni por encima, del colectivo tono sosaina. Loa dos son jóvenes y disponen de largo camino por delante. Y no he citado a Diego Rivas para no molestar, pero seguro que con lo de ayer vuelve a animarse el debate. Cuestión de pareceres que, en torno al manchego, se defienden con ardor en ambas direcciones.

Lo bueno de las derrotas, cuando hay un partido dentro de tres días, es que en seguida dejas de mirar atrás. El Levante nos acecha con su defensa experta, con su coriáceo trabajo y con las ganas de huir de la quema en cuanto pueda y a costa de quien sea. Los realistas harán bien en pensar cómo se les gana a los valencianos para alcanzar cuanto antes la salvación y entonces mirar a Europa o al balcón de Romeo y Julieta. Cada vez que nos salimos del carril o meamos fuera del tiesto, nos despistamos de mala manera.

Todo esto pasó dentro de un estadio estupendo, envidiable. Que el Espanyol gane tantos partidos en su feudo no es casualidad. Se siente arropado y animado. Sus seguidores agradecen el final de la trashumancia iniciada desde que debieron vender Sarriá para reflotar una economía insoportable entonces. Cuando en la zona mixta, lugar de las entrevistas, vi pasar a los jugadores periquitos, observé caras angelicales de jóvenes chavales dispuestos a comerse el mundo y a perpetuarse en la defensa de sus colores.

Es lo mismo que el barcelonista David Barrufet, un portero de leyenda. "La araña" dejará dormir sus patas a partir de las siete de esta tarde después de que su Barça juegue partido de Champions frente al Chambery francés.. En un Palau Blaugrana abarrotado colgarán su camiseta en lo más alto. Se retira de forma definitiva uno de los grandes de la historia del balonmano. Ha querido que le acompañe en esa despedida. Voy a estar, como tantos otros amigos, junto a él. Admiro a los deportistas de un único discurso. Admiro a los deportistas que sólo sienten una camiseta y la defienden desde el principio de su trayectoria hasta el final de la misma. Sería grande que los jóvenes jugadores realistas pudieran estar esta noche, simplemente para ver cómo termina una trayectoria ejemplar, llena de valores. De esos ejemplos, surgen los espejos en que mirarse.

Iñaki de Mujika