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Pellegrini también abre y cierra paréntesis

El entrenador del Málaga Manuel Pellegrini reforzó con sus declaraciones una de las tesis que defiendo en esta sección y que se refiere a los partidos que la Real ha jugado en campos como el Bernabeu, Madrigal y Camp Nou. Suelo escribir que en estos encuentros se debe abrir un paréntesis, jugar el partido, cerrar el paréntesis y seguir el camino frente a los rivales más reales y asequibles. Esa decisión no significa tirar la toalla ni renunciar a objetivos. Simple y llanamente es vivir en el sentido común.


El técnico chileno compareció en rueda de prensa tras encajar siete goles. Afirmó sin vacilar ni ruborizarse: "El partido fue un trámite. No vine a jugar con la intención de sumar tres puntos. Nuestro pensamiento, nuestro partido es ante Osasuna". Y lo fue, sin duda, tres días después. Pellegrini no esperaba el desafuero. El gol de Sergio en el último minuto le complica el panorama y pone en dificultades el proyecto malagueño y la militancia en la máxima categoría, al tiempo que los navarros cogen aire de la mano de Mendilibar, ganando fuera de casa un año después. Todo pertenece al juego.

Obviamente, la Real cerraba el triduo semanal en A Coruña. Llegaba a Riazor con un punto de seis y con la sensación de ser un equipo cansado y menos chisposo que en las ocasiones precedentes. Eso, sin referirnos a las ausencias. Jugaba a las nueve de la noche, la hora en la que las brujas han aparcado las escobas y las meigas se encierran en sus cuevas preparando pócimas y aquelarres. Los de Lasarte contaban con la ventaja de saber todos los resultados de la jornada para hacer los cálculos norteños y sureños de la clasificación, pero acumulando además bajas notables que obligaban al técnico a modificar el elenco inicial. Ante las incertidumbres. Mikel González en el lateral y nueva oportunidad para Illarramendi con distinta compañía para el baile. Las apuestas apuntaban en las redes a empate sin goles.  Riki marcó el primero y Adrián el segundo. Agirretxe cerró la cuenta antes de que el técnico uruguayo hiciese una reflexión en sala de prensa que dará que hablar y mucho.

Un día tan largo permite patear la ciudad, aprovechando el solecito rico y la agradable temperatura. El mercado de San Agustín está céntrico. Presume de ser un edificio emblemático de la ciudad gallega, llamando su atención la cubierta parabólica que le da un aire particular. Allá fui aun siendo el primer día de la semana que no suele animar mucho los puestos. Paseo entre pasillos y doy vueltas por todas las secciones. Recorro los puestos, Miro la cara de los clientes y de quienes atienden. Su forma de hablar y comportarse. Hago fotos. Como he viajado en coche, cuento con sitio en el maletero para cargar. Patatas gallegas, grelos, cebollas de Betanzos, empanadas de carne, atún, xoubas (sardinas pequeñas),y bacalao con pasas,  pan y bizcocho de la aldea. Varias verduras y unos embutidos riquísimos. El marisco, por si se me pasaba, me lo llevo puesto. Sin que nadie se enfade, vuelvo con la sensación de haber hecho compra bastante más barata de lo habitual. ¡Es que hay precios y precios.!.

 

Apunte final: Un viaje en coche a 110 kms/hora garantiza una neurastenia. Que si estás pendiente de la aguja del cuentakilómetros, que si buscas un coche escondido y camuflado, que si los radares, que si su madre…No sé si ahorraremos gasolina, pero trabajo en los psiquiátricos va a haber a mansalva. Eso sí, vas tan despacio que el ritmo de conducción permite aprenderte los pueblos de memoria, quedarte con sus nombres. Por ejemplo, en la provincia de Palencia existe uno que se denomina Cuérnago de la Perionda. ¡Virgencita, virgencita, que me quede como estaba, que esto tiene muy mala pinta!.

Iñaki de Mujika