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Cuestión de sensibilidad

El fútbol francés se ha vuelto a meter en un lío. Uno más de los que le salpican desde hace meses. Si la selección explotó para mal en el mundial de Sudáfrica, con sanciones, expulsiones, enfrentamientos, dimisiones y ceses, ahora se ve implicado en un affaire relacionado con el racismo y la elección de futbolistas para las escuelas de formación en las categorías menores.


El asunto salpica al seleccionador nacional Laurent Blanc al que se acusa de pronunciar palabras racistas en una reunión técnica en la que se analizó el cada vez mayor número de jugadores de doble nacionalidad. Se ponen en su boca afirmaciones como:

"Actualmente, los grandes y potentes son los negros. Es así. Dios sabe que en los centros de formación, en las escuelas de fútbol, hay muchos negros. Creo que hay que buscar otros criterios, modificados con nuestra propia cultura",

Estas palabras no son rumor. La veracidad de las mismas se corrobora con una grabación realizada por un dirigente de la Federación Francesa de Fútbol (FFF), Mohamed Belkacemi. En la reunión de referencia, François Blanquart, director técnico, dio pie a que se abra un debate sobre la posibilidad de limitar el número de jugadores con doble nacionalidad en los centros de formación. Esta situación ha supuesto ya la suspensión provisional de Blanquart y la apertura de sendas comisiones de investigación que se han abierto en la propia federación y en el Ministerio de Deportes.

Laurent Blanc se hizo cargo de la selección, después del cese y fracaso de Raymond Doménech. Ha reconducido la situación y ha sacado los partidos adelante sin un fútbol de gran nivel. Su entorno más cercano asegura que las palabras del seleccionador tratan de que se potencie un tipo de jugador más técnico y menos físico, poniendo de ejemplo a Samir Nasri, actualmente en el Arsenal de Wenger y futbolista de origen magrebí. Los detractores de Leblanc piden investigación y dimisión.

Será bueno saber cómo acaba esta historia y qué factura debe pagar nuevamente el fútbol galo que no termina de recuperarse de un golpe, cuando tiene encima el siguiente. Ahora el asunto afecta a personas, creencias, color de la piel, raza y capacidades. Convivir con ello exige un esfuerzo y además mucha sensibilidad.

 

 

 

Iñaki de Mujika