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Las elecciones del Athletic

Las elecciones a la presidencia del Athletic entran en su semana decisiva y aunque hasta el dÍa de San Fermín los socios rojiblancos no decidirán con sus votos. Da la sensación de que será a partir de mañana cuando las dos candidaturas muevan piezas para ganarse la confianza de ese más de 40% de indecisos que indican las encuestas.


Hoy por hoy, parece claro que una buena parte del electorado espera noticias, nombres propios con los que dejarse querer y convencer. Quienes tienen claro su voto reparten casi en paridad sus apuestas por los dos candidatos. Macua como Urrutia deben, por tanto, acelerar y esforzarse en atraer hacia sus proyectos a esa mayoría silenciosa que aún no se decanta. El debate se mueve entre lo conocido y lo por conocer.

Con las encuestas publicadas, la primera cuestión que parece clara es que la historia no marca grandes diferencias. La gestión del actual equipo de gobierno ha podido ser buena en resultados. Sin embargo, el hecho de concluir la liga en sexto lugar y disputar competición europea no garantiza la continuidad. Como tampoco, la historia y la excelente trayectoria que como futbolista aportó el de Lekeitio.

No hay dudas. Unas elecciones a la presidencia de cualquier club, y más en el Athletic obligan a trillar el terreno, a buscar el voto puerta a puerta, convenciendo. Se supone que los mejores secretos guardados hasta ahora por las dos candidaturas comenzarán a aflorar. A Josu Urrutia le vinculan con Marcelo Bielsa, un técnico de primerísimo nivel. Si Macua no va con Caparrós será sorpresa. En medio, la posibilidad de algún fichaje de relumbrón que se guarda como oro en paño. Al enemigo, ni agua.

Al margen de las tendencias, lo hermoso para el Athletic es que cada socio con su voto decide. El club de Ibaigane se salvó de la conversión en sociedad anónima, cuando la mayoría de las entidades se vio obligada a hacerlo. La entrada del capital atomiza las decisiones en manos de unos pocos. Los grandes accionistas deciden. Aquí no, aquí un socio, un voto. Por eso, hay más emoción, más participación, más sentimiento y más fidelidad. Quien gana se sabe respaldado. Y eso es un valor añadido.

 

 

Iñaki de Mujika