Iñaki de MujikaNo es la primera vez que me refiero al conflicto que afecta al basket americano. Es posible que no sea la última, porque la huelga que enfrenta – y de que manera- a la patronal con el sindicato de jugadores puede dejar esta temporada sin baloncesto a la NBA con todo lo que ello conlleva.
El conflicto se inicia con la voluntad de los clubes de aminorar su caudal de pérdidas a costa de reducir los beneficios de los deportistas. Estos entienden que el punto de partida no es del todo cierto y ceden en una parte, pero no en el todo. Una tras otra se suceden las reuniones maratonianas sin que el acuerdo sea posible.
Ni los mediadores, ni las presiones exteriores, han sido capaces de arreglar el conflicto. Antes bien, éste se ha enrocado tanto que en lugar de alcanzar un consenso se contempla un escenario en el que habita la confusión. El sindicato de jugadores se disuelve. Ahora, de modo individual, se ponen en mano de abogados para presentar las denuncias correspondientes y llevar el caso a tribunales.
El Comisionado Stern se encuentra a esta hora con el rechazo frontal de la oferta de acuerdo lanzada por la Liga y, por añadidura, con dos demandas legales asociadas: una, de disclaimer of interest o autoliquidación de la misma Asociación de Jugadores y otra de antitrust contra la misma NBA, en busca de miles de millones de dólares de indemnización.
A día de hoy los contratos de los jugadores siguen en vigor, pero como las franquicias los liquiden…no va a haber quien pare la situación. De entrada los jugadores acaban de contratar a dos de los más prestigiosos abogados de Estados Unidos confirmando que están dispuestos a llegar hasta donde haga falta. En este momento, el sueño americano del baloncesto es una pesadilla.
