Cada vez que llega el final de año toca resumir, elegir a los mejores, conceder premios a los destacados, valorar hazañas y votar entre los candidatos. Los que tienen imaginación y archivos poderosos graban las imágenes más curiosas y se organizan programas para entretener a los espectadores cuando no queda otra que cubrir las parrillas en tiempos de poca producción. Las horas navideñas en televisión necesitan todo tipo de recursos.
Por eso, decidir qué futbolista ha sido el mejor del año da juego, porque se trata de encumbrar al jugador por antonomasia. Se vuelven a encontrar los mismos. Es decir, un mano a mano entre Messi y Cristiano Ronaldo. Completa el trío de aspirantes el centrocampista Xavi, el pivote sobre el que gira todo el juego del Barça. No voy a caer en la tentación de explicar los porqués de unos y otros. Quienes tengan que decidir que decidan, pero parece claro que el argentino se volverá a llevar el gato al agua.
Sucede lo mismo con los entrenadores. Alex Ferguson, Mourinho y Guardiola disputan el premio de los técnicos. Realizan el mismo trabajo, pero son diferentes, incluso en la edad. El catalán siempre ha respetado mucho al inglés al que valora por muchas cosas. El portugués va a su bola pero cautiva, porque hace un año el galardón fue para él por delante de Vicente del Bosque y del propio Guardiola.
En torno a estos seis protagonistas gira el interés y la atención de los medios. Sin embargo, hay una versión femenina que pasa totalmente desapercibida, aunque cada vez haya más equipos y mejores jugadoras. La sueca Pia Sundhage, entrenadora de Estados Unidos, el francés Bruno Bini, seleccionador galo y el japonés Norio Sasaki, preparador de su país, son los tres técnicos que puedan ganar el trofeo.
La FIFA y ‘France Football’ que hace pocos años fusionaron sus premios también desvelaron las finalistas al premio de mejor jugadora del año pasado, al que optan la brasileña Marta, ganadora de las cinco últimas ediciones, la japonesa Homare Sawa y la estadounidense Abby Wambach.
Como si esto fuera un casino sólo falta decir. "Hagan juego, señores". ¡Y señoras!.