Leigh Halfpenny es un jugador galés de rugby que no hace muchos meses vio cómo el cielo se le venía encima, al fallar la patada contra Francia en Nueva Zelanda, mientras se disputaba el mundial. Aquel error fue decisivo. Si llega a acertar a meterla entre palos, tal vez hubiera cambiado la historia.
Pasado el tiempo le han llegado nuevas oportunidades de demostrar su valía. Ha jugado el torneo Seis Naciones como los grandes y en el último y decisivo partido, precisamente contra Francia, convirtió en victoriosos todos los intentos que el juego le ofreció. Competir en el estadio del Milenio ante más de setenta y cuatro mil espectadores le permitió convertirse en una especie de pequeño héroe, como su estatura.
La biografía de Leigh ofrece curiosidades. Una de ellas sucedió en Ospreys donde jugando en el equipo para menores de dieciocho años fue desestimado por el club debido a su altura. “Sí, dijeron que mi tamaño no era el adecuado, pero por suerte los Cardiff Blues me aceptaron y pude seguir jugando”. A sus veintitrés años, le queda mucho y buen camino por delante en un deporte apasionante.
El partido decisivo llenó las gradas. Los aficionados guardaron un emocionante minuto de silencio, al recordar al viejo capitán de los Golden Boys, que en su tiempo fueron irreductibles. Mervyn Davies formaba parte de aquel plantel de ensueño que dominó el paisaje del rugby en la década de los setenta.
No faltan después ni el entusiasmo en la interpretación de los himnos, ni el colorido de la grada, ni sus cánticos, ni nada que no tenga que ver con el espectáculo. Gales pertenece a esa raza de hombres con coraje, con la fuerza de quienes trabajan en sus minas, con la juventud de una plantilla que parece llamada a perpetuarse en el éxito. En él convive Leigh Halfpenny, un chaval que hoy rezuma felicidad por todos sus poros.
Los grandes partidos de rugby son atrayentes en grado sumo. Te enganchas a la televisión y te liberas, porque no hay un segundo de tregua. Cada intento por superar al rival es un mundo y cada defensa una muestra solidaria de conceptos inculcados desde el puesto de mando que los entrenadores no ocupan al borde del terreno.