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De pintxos por lo viejo

Un sábado santo en Donostia, sobre las ocho y media de la tarde y después de currarnos el partido de la Real, puedes elegir entre irte a casa o perderte. Con dos festivos por delante decidimos quedarnos. Es más. La presencia de la familia De Quintana (Ramón, Eva y Marc), que han viajado desde Girona para disfrutar de unos días de asueto, refuerza la tesis. Ellos vienen de Getaria. Nos citamos en una céntrica peatonal calle donostiarra.¡ Huelen a kokotxas y rodaballo. Sé de dónde vienen!. Hace fresquete, pero no llueve.

Intentamos entrar en los Bideluze. Llenos. Están imposibles. Parece que regalan. Lo mismo nos pasa en el mesón Martín de la calle Elkano. Acudimos a Boulevard 9. Queda alguna mesa. Suficiente para los cinco. Un chocolate y varios cafés. Charlamos de casi todo, incluido el fútbol. Está jugando el Barça en Zaragoza y en la mesa hay predominio culé. Como estamos muy cerca de la Parte Vieja, la decisión parece sencilla. Allá vamos.

Por la Calle Mayor iniciamos camino con parada obligatoria en “Paco Bueno”. Está igual de lleno que los demás. La barra de pintxos se muestra pletórica. También la cocina que no da abasto. Dentro, en los fogones, se encuentra Gorka en plena faena. Nos saludamos, hablamos de rugby, ¡como no! y le encargo cinco croquetas y otros tantas gambas a la gabardina. Así que, mientras esperamos, con el partido puesto en la tele, nos bebemos zuritos y crianzas de Rioja. Caen además algunos bocadillitos. Se empeñan en no cobrarnos pese a la insistencia. ¡Así da gusto!. Mañana volvemos.

La siguiente estación nos detiene en la 31 de agosto. Pasamos por las buenas tiendas de ropa y deportes, que los viajeros conocen porque a la mañana han pasado por ellas y han comprado modelitos. ¡Para el verano!. “A fuego negro” echa humo en la cocina y en la barra. No hay forma de encontrar un huequecito. La gente mueve los carrillos en el picoteo correspondiente. Seguimos con los vinos y zuritos. En cuanto al picoteo, decisión unánime. Hamburguesa de Kobe con patatas txips y  pan de Ketchup. Riquísima. Si quieres, puedes comerte la tira. En el cuarto de baño, sigue la negra pizarra y la tiza para que cada cual escriba lo que quiera. Lees lo escrito y compruebas que han pasado muchos catalanes.

Surge un antojo. Eva quiere “gildas” (aceituna, guindilla, cebolla y antxoa). No queda otro que dirigirnos al Aralar en la calle Puerto. La misma ronda de bebidas y un plato con el que recorrer la amplia barra y elegir entre lo mucho que hay. Por supuesto, gildas, pulpo, crema de roquefort, atún y algún otro montadito. Se va haciendo tarde, así que iniciamos el camino de vuelta por donde comenzamos.

El escaparate de la heladería Oiartzun muestra todos los gustos, sabores y colores. Terrina de leche merengada. ¡Sólo nos faltó cantar, tolón tolón!. El termómetro exterior no pasa de diez grados. El interior, sofocado. Hacía tanto que no me iba de vinos que…Nos despedimos en la calle Garibay. Dejo a Gorka Zelaia en su casa y llego a la mía. Vaso de leche, dos magdalenas y a la cama, a dormir de un tirón.

Iñaki de Mujika