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Goles como churros

Cristiano Ronaldo y Messi concluirán la presente liga con más de cuarenta goles cada uno. A día de hoy, ambos han logrado más dianas que formaciones completas. En concreto, nueve clubes sumando todos los tantos conseguidos por los componentes de las plantillas no superan las cifras de los máximos artilleros de la liga que marcan goles como churros.

Son una especie de bestias, depredadores del área y de fuera de ella. Marcan con la izquierda, con la derecha, de cerca, de lejos. Les da lo mismo rematar de empeine, con interiores o con el exterior. En su cabeza anida una única idea. Tres postes y el modo de meter el balón entre ellos. Aunque lo nieguen, los dos viven una rivalidad. He conocido delanteros que necesitaban goles para sobrevivir. Es su alimento.

En la carrera loca de sana competencia son los faros que guían al resto de sus compañeros. El argentino es más solidario. Su forma de juego necesita de los demás. El portugués se muestra más individualista, con el ego personal más desarrollado. Los dos son referentes y deciden muchos partidos. Aparecen para desatascar cuando se les necesita. Simplemente, por eso, son decisivos.

Quizás los aficionados al fútbol no seamos capaces de valorar lo que significa convivir con el espectáculo del juego y sus remates. Los dos pertenecen al mismo campeonato. Se turnan en la conquista de los máximos trofeos. Son jóvenes y les queda cuerda y talento para rato.

En el debate sobre quién es mejor las opiniones están encontradas. Cualquier entrenador se volvería loco si pudiera contar con ambos en el mismo equipo. Uno muy físico y el otro táctico enseñan a su modo cómo ser influyente en el juego y en su resolución.

Quedan seis semanas para que concluya el campeonato. Lleva ventaja el equipo de Cristiano, pero su rival está al acecho. El menor despiste de uno u otro decidirá la competición. Mientras eso sucede, los artilleros siguen con sus cañones armados en actitud de disparo. La puntería no les falla.

 

 

Iñaki de Mujika