La final del campeonato de mano por parejas ha puesto etiqueta en la botella del historial. Reserva y Gran Reserva, después de que Titín y Merino II ganaran el título ante Xala y Laskurain. Los riojanos se comportan como lo que son. La experiencia del delantero curtido en mil batallas y el desparpajo del zaguero que responde de modo insultante a todos los problemas a los que el juego le somete.
Titín es un milagro, o el hombre record. Ya es el campeón más veterano de la historia. Le llevamos jubilando desde que se acercaba a los cuarenta, pero el se siente con ganas y no muestra cansancio ni físico, ni mental. Se coloca en la cancha allí donde sabe que llegará la pelota. Decide con maestría si atacar o defenderse, si jugársela o evitar riesgos. Lee lo partidos y los decide tantas veces que el día que deba abandonar la cancha se le echará en falta porque es irrepetible.
Ha encontrado en David Merino la horma del zapato. El chaval de Villar del Río tiene cara de no haber roto nunca un plato. Parece más un estudiante que lleva en la mochila los libros de clase, que el zaguero aguerrido que sorprende a propios y extraños. Xala y Laskurain decidieron que el partido podía estar allí en su zona. Le mandaron todo tipo de explosivos, pero apagó una por una las mechas encendidas sin cometer como quien dice un solo fallo.
Desactivada la pareja rival, los ganadores se fueron sin prisa hacia el cartón “22” y ganaron la final con más holgura de la esperada. No fue un buen partido, porque los tantos muchas veces se hicieron eternos. Llevar y llevar y llevar…a frontis era la consigna. Como Xala no estaba brillante y Titín decidía más y mejor, la hinchada riojana disfrutó con los suyos y les jaleaba, cada vez más, a medida que intuían que la victoria caía de su lado.
Me da pena Laskurain. La pelota le debe una txapela. Es la tercera vez que llega a la final y la pierde. Habrá una cuarta oportunidad, seguro, porque el de Soraluze es como las hormiguitas. Poco a poco hace su camino y vive entre los grandes aunque no meta ruido. Además de muy buen pelotari es gente estupenda que jamás me ha negado una entrevista, incluso cuando las cosas no le sonreían.