¿Qué comían en la Edad Media?. ¿Conocían los pintxos?. Vaya usted a saber. Perduran los edificios, los pueblos y los monumentos. Un grupo de esas llamadas “ciudades medievales” decidió hace cinco años poner en marcha un concurso de pintxos y tapas medievales. Y ahí seguimos.
Esta llamada cocina minimalista es capaz de inventar cosas extraordinarias. Por ejemplo, un “Corneto con helado de oro verde” de Santos García Verdes, cocinero de la Granja de Alcuneza de Sigüenza que ganó los quinientos euros de premio por presentar el trabajo más original.
Este consiste en un hojaldre con incrustaciones de semillas de avena, decorado con polvo de oro “perfectamente comestible y tan delicioso como anuncia su apariencia”, tal y como explicaba el chef Santos Verdes. El uso de la avena en este pincho es un homenaje al cereal de la tierra seguntina. El pintxo consta de tres capas: una mouse de naranja, una brandada de bacalao y en la parte de arriba una bola de helado de aceite de oliva. Una locura de sabor e imaginación.
La victoria se la llevó Gorka Irisarri, cocinero de La Cantina de San Nikolas, representante hondarribitarra. y que dispuso un exquisito “Manjar del peregrino”. Pintxo para comer con la mano y consistente en un muslo de pularda confitada, envuelta en una crema de queso viejo, que pasa por el horno antes de recibir una salsa de mousse de pato y hongos fritos, toque final que le aporta una textura más jugosa.
El concurso tuvo lugar en la Peña Klink de donde salieron después los pintxos que competían para ser degustados en algunos bares de Hondarribia.