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La vuelta al cole

El 7 de enero es cuando menos un día para tachar del calendario, porque conlleva la vuelta a la actividad tras la francachela navideña. Cuesta arrancar. Si además sopla el viento del sur, sientes como si te estuvieran martilleando la cabeza. Ponerse las pilas es un ejercicio obligatorio y costoso. Menos mal que la victoria dominical en el derby desengrasó bisagras y concedió un puntito de mejora al maltrecho estado físico, sazonado con gripes y gastroenteritis en buena parte de la población.

Luego van sucediendo acontecimientos. En el orden que quieras: Calzoncillos, colonias y pijama en el zapato de los regalos; renovación de Gaztañaga y Yuri Berchiche; continuidad de Xabi Alonso en el Real Madrid; latigazo del Comité de Competición a Javier Aguirre con cuatro partidos de castigo, más el perdón a Juanfran; otros dos a Sandoval que además de dejarle un ojo morado se lleva otra sanción; sorprendente fichaje de Talant Dujshebaev como entrenador del Kielce; restos de turrones, polvorones y roscones además de un par de reintegros de la lotería del Niño de esos que no se cobran; confirmándose además que en 2022 el mundial de Qatar seré en invierno para que entonces las ligas de todo el continente salten por los aires…

Más tarde llegó el reparto de venganzas baratas en forma de horarios que nos devuelven a la cruda realidad de los lunes a hora intempestiva- En medio el triduo, no pascual, que significa enfrentarse tres veces al mismo equipo. Esta palabra llama la atención, porque se utiliza en los entornos religiosos y puede considerarse una especie de preparación a un momento estelar. Encuentras carteles anunciadores que se refieren al Sagrado Corazón, a la Santísima Virgen, a San Expedito o a San Pancracio, pero ninguno con la intensidad del triduo que en Sevilla se ofrece a  Ntro. Padre Jesús Descendido de la Cruz en la Sagrada Mortaja.

A todos deberíamos encomendarnos para digerir tres encuentros consecutivos en siete días y ante el mismo rival. Dos de copa y en medio uno de la liga que en ningún caso son fáciles de manejar para los entrenadores. Como se ha puesto de moda eso del “partido a partido”, lo normal era plantearse el primero y ver venir. Dosificar esfuerzos y tratar de ser competitivos en todos los casos. ¿Prioridades?. Comenzamos ayer con Zubikarai en la puerta y diez más que fue lo que aseguró el mister al tiempo que anunciaba dos o tres cambios respecto del equipo que se impuso al Athletic. Contó con los mismos pero pergeñó un equipo diferente.

Al final, se movieron jugadores y varió el sistema. La dupla Markel-Elustondo en la zona del ancla y Agirretxe-Seferovic en la vanguardia. Pareció raro. Como quiera que el técnico visitante se apuntó al mismo carro, el encuentro entró en una dinámica de poco riesgo y mucho miedo a perder. Nadie quiso encajar gol y nadie lo encajó, aunque en honor a la verdad Zubikarai fue quien más trabajo tuvo de los dos guardametas y que resolvió con eficacia.

Cuando en la segunda mitad aparecieron en el césped Xabi Prieto, Vela y Rubén Pardo creímos que el partido ganaría en intensidad y en emociones, pero nadie dio un paso al frente y todo siguió por los mismos cauces, aunque por la banda izquierda llegaran un par de algaradas ofensivas que no encontraron rematador y acierto.

El encuentro se fue convirtiendo cada vez más en un terrible tostón con profusión de errores en los dos equipos, pese a que presumen de tratar con gusto el balón de modo habitual. Las agujas del reloj iban al ritmo del partido y dio la sensación de durar dos días con sus respectivas noches. Era el menos importante de los tres que les enfrentan, porque la vuelta será definitiva con pinta de final, ya que el que pierda se irá a casa y el que gane dispondrá de mejor oportunidad.

Antes de que eso suceda, el lunes ambos cambiarán el guión, porque es liga y los puntos se cotizan. Por buscarle cosas positivas al puerro de anoche, queda claro que una parte del equipo que salga en El Madrigal descansó y la otra se cansó. Seguro que ese día las cosas son diferentes. Esa es la esperanza con la que afrontaremos el segundo día del triduo.

Será en la mitad de la cuesta de enero, después que los niños hayan vuelto al cole, sigan las rebajas y las tamborradas de turno ensayen para el día grande de la fiesta. A la espera de esa jarana y de otras que vendrán corramos un tupido velo y no le demos muchas vueltas a lo de ayer, porque hay margen y oportunidad para conseguir el objetivo aunque sea en campo ajeno.

 

 

 

 

 

 

Iñaki de Mujika