Jagoba Arrasate está viviendo una experiencia impagable. Cuando la Real decidió otorgarle la responsabilidad del banquillo ante lo imposible que era contratar, casualmente, al Tata Martino corría un riesgo notable, ya que en una temporada cargada de exigencias el club se jugaba mucho.
Poca experiencia a sus espaldas, pero muchos conocimientos, puestos a disposición del colectivo. Consiguió meter al equipo en la fase final de Champìons y ha llegado con su gente hasta las semifinales de Copa después de veintiséis años y ahora ve cerca el objetivo europeo para el próximo ejercicio.
Nadie le discute porque está dando la talla. Maneja el vestuario de forma admirable, porque todos juegan y reparten los minutos. Ofrece variantes tácticas suficientes como para demostrar que su equipo está trabajado y es capaz de responder a las exigencias ante la mayoría de los rivales.
Además, porque siente la camiseta, añade un plus de orgullo y militancia que sólo los que sintonizan con los valores de un club son capaces de no ocultarlo. En plena euforia tras la victoria ante el Barça y con la sensación de las cosas bien hechas, pronto se sentarán todas las partes en la mesa para rubricar una renovación de contrato que no admite dudas.
Jagoba se la ha ganado con creces y el club ve reforzada la decisión de otorgarle la confianza. Ni un mal gesto que no sea de orgullo, ni una mala palabra, ni una sola falta de respeto al oponente. La suma de todos los factores no altera el producto y cuando se habla, por necesidad, de lo que significa estabilidad en una sociedad, no queda más que apuntalar las bases del proyecto que se defiende. Arrasate es uno de sus principales valedores.
Nunca ha sido fácil triunfar en casa. En la Real, desde los tiempos de Ormaetxea y Boronat, los intentos resultaron baldíos y los banquillos quemaron pronto a quienes les otorgaron la oportunidad. Cada momento es diferente. Con los años todo se ha ido complicando en grado sumo. Por eso, la temporada que está realizando el cuadro guipuzcoano con el soplo de aire fresco de su técnico es cuando menos vivir tiempos de calma que se agradecen. Y si además acompañan los resultados…